La boda de David y Betina en Eivissa, Islas Baleares

Estuve 1 hora allí haciéndome retoques para que pudiera quedarme bien, mientras llamaba a una pareja que nos iba a bailar como espectáculo que ese día nacía su bebe, así que otra historia más de la que preocuparme. Conseguir unos sustitutos porque era poco probable que pasara, pero la peque se le dio por nacer ese 10.09.16.

Cuando llegamos al agroturismo, mientras me peinaba mi madre (que es peluquera por suerte), yo seguía con el teléfono en mano ultimando el espectáculo que no quería dejar de hacerlo porque era una sorpresa para mis padres. Mi único amigo que había venido desde mi país me envía un Whatsapp que me pone "No te pongas nerviosa pero aun no llegó el taxi para recogerme, aún estoy en tu casa esperando para ir”, así que cuando quise darme cuenta estaba peinada, maquillada y vestida y no me había dado cuenta de lo que estaba viviendo. Me derrumbé cuando mi padre me dio el ramo, ahí creo que paré y dije, pues ya está.

Llegó el momento de salir y sonó esa canción que habíamos elegido, y cuando le vi, no pude avanzar, me quedé un rato allí frente a él llorando y riendo, y solo escuchaba a nuestros amigos y familia gritándome "guapa" y les veía llorar a todos, pero a todos, y me salió del alma gritarles yo a ellos diciéndoles "dejad de llorar, porque si lloráis lloraré más".

Los del restaurante nos felicitaron por esa boda tan emotiva, dicen que nunca se habían encontrado con una boda tan emotiva a la vez de divertida. Fue como un sueño todo esa noche, no faltó detalle para mis hijos, que intenté que se lo pasaran lo mejor posible contratándoles cuidadoras que han hecho que esa noche no nos enteráramos de que teníamos niños, los padres y amigos que nos dedicaron unas palabras fue uno de los regalos más lindos de esa noche, pero mi mejor regalo fue que me proyectaran en una pantalla a mis hermanos y mis sobrinos que no pudieron venir a la boda y que estaban en mi país y me cantaran una canción a capela. Qué llorera, pero por suerte tenía a mis padres que una vez más me arroparon y me sentí feliz de tenerles allí y tener a mi ya marido y a mis dos hijos conmigo.

Me di cuenta de que las cosas salen como salen, vienen como vienen, y hay que buscarles lo bonito y lo especial a todo lo que suceda, fue una noche espectacular, donde mi amigo llegó en hora, el espectáculo de baile llegó, tarde pero llegó, mi vestido estaba estupendo, nuestro baile salió genial porque realmente nadie sabía la “coreo”, solo nosotros, así que imposible que vieran detalles los invitados, la comida fue un gusto y salió todo perfecto. Lo importante fue estar allí en ese momento con toda esa gente y con mis pilares más importantes, nuestros dos retoños.

¡Disfrutad a tope y vivirlo! No dejéis de vivir cada momento que es único.