La boda de Carlos y Sara en Madrid, Madrid

El día de nuestra boda

Boda en tiempos de pandemia, nunca perdimos la esperanza y lo conseguimos.

Cuando uno piensa en el día de su boda, los miedos que puede tener son que no haga buen tiempo, si a la gente le gustará el menú o si alguien te dejará tirado en el último momento, pero llego la pandemia, y aprendimos lo banal de estas cosas. Un abrazo o poder ver a tu familia pasó a ser algo muy valioso, nos dimos cuenta que lo más importante era jurarnos amor eterno. En base a eso, continuamos con la boda hacia adelante, no sin perder de vista todas las noticias y restricciones. Tuvimos que cambiar la luna de miel, ya que con lo que estaba pasando preferimos quedarnos en España; corroboramos que valoramos muy poco el país tan precioso en el que vivimos, escogimos Menorca, y no nos arrepentimos, fue espectacular. También tuvimos que cambiar de finca (dentro del recinto que habíamos contratado, ya que tenia varias). La opción que elegimos en su momento era una finca pequeña e íntima, pero ahora eso era peligroso, por lo que cambiamos al aire libre y la atrasamos una hora (20h). A 3 días de la boda cambiaron las restricciones, el ocio nocturno cerraba a la 01.30h, por lo que o cambiábamos a boda de día o no habría barra libre (por aquel entonces sí se podía). En una tarde tuvimos que hablar con el cura, los proveedores y todos los invitados, para cambiar la boda a las 14.30h, gracias a dios, todos pudieron. Rehicimos las mesas, cogimos la finca más grande para mayor distancia social, e informamos a todos de las nuevas medidas, todo ello y lo anterior la misma tarde. El día de la boda me levanté tranquila, pero según se acercaba la hora, los nervios se apoderaron de mí, a la salida del coche pensé que me desmayaba. La ceremonia (al aire libre) fue preciosa, un Coro Rociero fue la guinda del pastel. Elegimos una ceremonia corta, ya que hacía 40º, y no somos partícipes de ceremonias muy pesadas. El cóctel fue con bandejas de canapés individuales y la gente quedo encantada, mucho más ricos. En el banquete hicimos juegos para que le gente se interrelacionara, la gente se lo pasó genial, entregamos muchos detalles personalizados. Y a la hora del baile, aún teniendo 5h, se nos quedó corto. Fuimos de los pocos que pudimos casarnos normal en este año, pero lo volveríamos a hacer. Es duro, te entran muchas dudas y miedos, pero supimos mantener la calma y la mente fría. Obviamente, si no hubiera sido en un buen momento de pandemia, no hubiéramos podido y/o querido hacerlo, pero a veces solo hay que tener esperanza.