La boda de Begoña y David en Alcorcón, Madrid
Al aire libre Otoño Beige 3 profesionales
B&D
22 Sep, 2013El día de nuestra boda
No estaba nerviosa ni la semana anterior, como suele pasar en las bodas. Ni siquiera creo que el día anterior lo hubiera estado, a no ser porque cuando fui a recoger el ramo (de Pétalos Naturales), no se parecía nada a lo que había pedido por Internet y tuve que "tunearlo". Idiota de mí que me quedé tan parada cuando lo recogí, que no fui capaz ni de decir que aquello era un horror. Era triste, “pocho”, en fin... mejor no recordarlo.
Para la que no se atreva le diré que pese a acostarme tuneándolo a las 1h30, el día anterior a la boda (cosa que no debe hacerse), me quedó mucho mejor que muchos que había visto en la mayoría de floristerías que visité. Quería algo natural, sin recargar, y sin que quedara perfecto. Y gracias a Verdecora y a mi imaginación, lo conseguí. Si estáis pensando en hacerlo vosotras mismas, os animo. El resultado lo podéis ver en las fotos.
Bueno, salvando ese percance comenzaré la crónica. Como a todas las novias, ese día nos toca madrugar para ponernos más guapas aún, dado que después de ver los reportajes de fotos buscando proveedor, he de decir que el dicho es cierto, no hay ninguna novia que no esté espectacular el día de su boda (debido a la felicidad que irradiamos).
Seguir leyendo »A las 9 teníamos la cita con la peluquera y maquilladora (Verónica, de Peinado y Maquillaje). Como nos tenía que peinar/maquillar, tanto a mi madre como a mí, vino con una ayudante (Tamara, creo recordar que se llamaba). Fue todo un acierto elegir a Verónica. Transmite tranquilidad y seguridad, cosas tremendamente importantes ese día.
Sobre las 11:45 llegó el fotógrafo, (RYBImagen, de Alcorcón). Mientras terminan de darte el último retoque, comienza a realizar el reportaje. He de decir que lo que más me gusta de ellos es la naturalidad de las fotos. Son muy profesionales y el resultado muestra el día tal y como fue.
Con los nervios, se me olvidó ir al servicio antes de ponerme el vestido. Es la típica cosa que todo el mundo te recuerda, para que no te suceda, pero con los nervios de no olvidarte de nada en ese momento ni lo piensas. Te das cuenta cuando ya te han terminado de abrochar y ya no se puede hacer nada. Así que chicas, recordadlo. Antes de empezar a vestirte, al baño.
Después de dar vueltas y más vueltas pensando en que se me olvidaba algo, salimos disparados para La Alquería (en Alcorcón). Teníamos que llegar a las 13h y como lo hicimos antes, nos tocó esperar un poco sentados en el coche. Otra de las cosas que no te dicen es cómo meter el vestido en el coche. Menudo dilema, lo recoges de lado, lo recoges hacia atrás... ¡horror! ¿Cómo me voy a sentar encima de mi precioso vestido?
Todo son nervios a flor de piel, que desaparecen en cuanto empieza a sonar la música y debes realizar la entrada. En nuestro caso, la celebración la realizamos allí mismo, al aire libre.
Quedó todo precioso, y la encargada de oficiar la ceremonia fue Salomé (de Bodas Tosca). He de decir también que al igual que todos, es una gran profesional y quedó todo precioso. No todos los invitados habían ido a bodas civiles, y tras la ceremonia sólo teníamos palabras de elogios hacia la oficianta y hacia nosotros por haber escogido esa manera de unirnos en matrimonio.
El día nos acompañó con un sol espectacular, y tras el oficio y las firmas de los invitados, nos llevaron a los jardines de la finca a realizar el resto del reportaje. Mientras los invitados disfrutaban del cóctel.
Si pudiera cambiar una sola cosa de ese día, hubiera sido pasar un poco más de tiempo tras la ceremonia con ellos, y dedicarle un poco menos al reportaje. Aunque las fotos han quedado geniales, pero sufría por no poder disfrutar de nuestra familia y amigos en esos momentos.
Cuando terminaban el cóctel ya nos reunimos con ellos, y entramos en el salón. He de decir que en La Finca lo tienen todo muy controlado, comunicándose por “walkie” a cada paso que dábamos. La música sonaba en el preciso instante y todo estaba sincronizado a la perfección.
Entramos en el salón, comimos de maravilla y partimos la tarta (que por cierto, ya está en desuso aunque luego queden chulas las fotos).
Después llegó la hora de ir mesa por mesa para llevarnos un recuerdo de todos en ese día, y saludar a gente que aún no conoces (porque no has tenido tiempo material).
Y por fin, llegó la hora de la fiesta. Como elegimos el salón de La Ermita, la celebración fue en la puerta, la comida en la planta de la calle y la música en la Bodega. Todo ideal.
Enrique, el maître, estuvo pendiente hasta de darme el ramo y elegir el momento para lanzarlo. Me pregunto si hay algo que se les escape.
Todo quedó muy bien, la gente disfrutó mucho de la ceremonia, la comida y el baile. No tengo ni un solo pero. Fue mi sueño hecho realidad, y un día que recordaré con mucho cariño toda mi vida.
Gracias a todos los que hicieron que eso fuera posible.
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