La boda de Beatriz y Javier en Sevilla, Sevilla
Al aire libre Verano Naranja 8 profesionales
B&J
06 Ago, 2016El día de nuestra boda
Nervios, amor, estrés, sorpresa, impaciencia, alegría, agobio, felicidad, ansiedad y sobre todo... ilusión. Mezcla de sentimientos que te inunda el alma y la piel desde el momento en el que decides junto con tu pareja que lo que tenéis es tan especial y estáis tan seguros de ello que lo queréis celebrar por todo lo alto y gritarlo a los cuatro vientos, gritar que sólo necesitas mirar tu reflejo en sus ojos para ser feliz, gritar que sólo necesitas un beso suyo para respirar, gritar que sólo necesitas su abrazo suyo para seguir adelante.
Y por fin llegó el gran día, ese día que has preparado concienzudamente los últimos meses, y te das cuenta que realmente no estás nervioso y te preguntas cómo puede ser, intentas repasar mentalmente todos y cada uno de los pasos, de los preparativos, de los detalles, temiendo olvidar algo, y te das cuenta que son las 7 de la mañana y está todo listo y la ausencia de nervios pasa a ser impaciencia, miras el reloj 3 veces cada minuto de soslayo pidiendo sin querer queriendo que el tiempo avance.
Seguir leyendo »Y avanza, y te rodeas de tu familia cuyos nervios echan un pulso con los tuyos y observas como todos se vuelcan, todos a una, todos contigo, los zapatos, los pendientes, el vestido, tu perfume, peluquería, maquillaje, fotos, frente a ti la puerta de tu casa y un reloj que sin darte cuenta ha avanzado de golpe, sólo quedan 30 minutos, llegó la hora de salir y durante 30 segundos te quedas solo, y lo único que escuchas es tu corazón pidiendo salir de tu pecho, respiras hondo.
De camino encuentras tranquilidad, espacio, y un único pensamiento, ver sus ojos... es la hora, bajas del coche y tienes frente a ti más de un centenar de personas que quieren ser testigos y cómplices de esa primera mirada, y sin lugar a dudas llega el momento más especial de todos, cogerte del brazo de tu padre y recorrer ese pasillo que se antoja infinito buscándole, y lo ves y encuentras la paz, por fin sientes alivio, y un mar de sensaciones recorre todo tu cuerpo y lo ves emocionado y sabes que no es algo que se pueda fingir, y sólo por eso, por su reacción al verte, por sus lágrimas, por su respiración, por todo comprendes que absolutemente todo ha valido la pena, que por esos 3 segundos merece la pena todo y en ese momento te vuelves a enamorar.
Anillos, arras, fotos, pétalos, arroz, fotos, bebida, comida, más fotos, bailes, risas, aún más fotos. Todo sale a pedir de boca pero pasa tan rápido como pedías que pasaran las horas por la mañana mirando el reloj. Todo te deja una sensación de plenitud y felicidad difícil de explicar y que sin duda hay que vivir junto a los que más quieres y que cuando recuerdas sus sonrisas y sus caras de felicidad por ti te llena de orgullo y satisfacción.
Y después lo miras y no ves más que paz en su mirada y recordáis ese momento que será eterno y vivirá por siempre en vuestros corazones y que ni la mejor cámara del mundo puede captar, el momento que os véis en el altar, y no se te eriza la piel, se te eriza el alma.
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