La boda de Ana Maria y Andrea en San Fernando, Cádiz

Me encantaría haber podido descansar ese día...

A las once de la noche escucho a mi madre que dice: "¿qué es eso?" Y toda mi familia se dirige hacia la ventana. Cuando me asomo ¡veo toda mi calle llena de gente! Nuestros amigos, nuestras familias, gente desconocida, italianos, andaluces y gente de fuera. ¡Y mi novio debajo de mi puerta que empieza a cantar con micrófono en mano una de nuestras canciones! ¡SOS! Una serenata con más de cien personas que no paraban de hacerme fotos y darme las gracias por lo que había hecho.

Absolutamente increíble. A la segunda canción me pidió que bajara y bajé. Cantó otra canción, pero a mitad le quité el micrófono y le canté yo. A él le encanta que yo le cante flamenco y estábamos los dos llorando como magdalenas. Vino hasta la policía porque los vecinos creían que era gente que estaba en una fiesta en la discoteca que hay enfrente de mi puerta. Les dijimos que era una serenata, "Bueno, solo una más" contestaron, y con las mismas se fueron. Después de todo nos besamos y a medianoche se fueron todos, incluida yo.

A las ocho menos veinte me desperté tan tranquila, como quien no quiere la cosa y desayuné. A las nueve y algo vino la peluquera, me peinó, me pintó y empezaron a vestirse todos. No sé cómo me pasó el tiempo tan rápido, ¡las once y media y yo sin vestirme! Cuando por fin estaba lista, salimos de casa todos contentísimos, mi hermano me esperaba abajo con el coche más caro que he visto (en persona) en mi vida. Un Jaguar increíble.

La ceremonia fue preciosa. Cuando entré no vi a nadie, sólo miraba hacia adelante buscando al hombre de mi vida... ¡Y allí estaba, guapísimo! ¡Guapísimo! Fue el momento más feliz de mi vida. Después salimos. Arroz, mucho arroz y tiraron a mi marido por los aires tres veces, como hacen en nuestra parroquia de Roma. Brindamos, nos besamos, nos quisimos, sonreímos. Perfecto.

Nos hicimos las fotos y fuimos al convite que estuvo genial, todos se divirtieron. ¡Hasta las abuelas bailando! Todos. Bailamos nuestra canción y... ¡Sevillanas!

Un italiano bailando perfectamente sevillanas. Yo reía mientras miraba de reojo a la gente con la boca abierta. Todo estuvo genial. Perfecto. Después de más de un año de noviazgo en castidad, volvimos al hotel. Sé que puede sonar anticuado, pero no me importa, ha sido la decisión más importante de mi vida, ¡y soy tan feliz! No habíamos hecho nada durante todo el noviazgo, nos hemos respetado, hasta que hemos sido marido y mujer.

Qué deciros de la noche de bodas…. Ha sido la noche más especial, romántica e increíble de mi vida. Sé que mi marido me ama y yo a él, con todo mi ser. Después viaje de novios... No tengo palabras, nunca había estado en un sitio así, ¡las Maldivas! Toda una semana de relax, playas de arena blanca y agua transparente, masajes, cocktails y más amor.

Y hablando de amor, París. Cinco días maravillosos en la ciudad del amor. Os digo eso de relajaros los días antes para que lo tengáis en cuenta las no casadas y os relajéis, que así lo disfrutáis más. Sé que cuando disfrutas el tiempo pasa rápido, así que yo he disfrutado tanto que se me ha pasado en un segundo, ¡el segundo más feliz de mi vida!

¡Un besazo a todos/as!