La boda de Alberto y Andrea en Zaragoza, Zaragoza
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01 Jun, 2019El día de nuestra boda
Nos casamos el 1 de junio de 2019 y fue inolvidable, desde que me levanté por la mañana hasta que llegamos al hotel de madrugada. Fue una boda de 100 invitados, nuestros amigos y familia más íntimos. Nos casamos en la iglesia de mi barrio, donde se habían casado mis abuelos, mis padres, mis tíos, mi prima que es como mi hermana... El momento de llegar a la iglesia en un Rolls Royce que me regaló mi madre y ver a todos nuestros invitados esperándome fue el momento más emotivo y emocionante que recuerdo de ese día, pero aún fue más cuando el coche me dejó delante de mi casi marido y vi lo guapo que iba y los ojos tan brillantes que tenía. Sin duda me quedo con su mirada al verme bajar del coche.
La misa fue cortita, en la que hablaron sus hermanos, mis amigas, sus amigos… Pero el broche final lo puso mi prima, como ya os he dicho antes, es como mi hermana, dedicándonos unas palabras con las que lloramos todos los invitados. ¡El momento cañones de pétalos, arroz, etc. fue una pasada! Y como quien dice, estábamos ya en el coctel después de hacernos unas fotos juntos. Lo hicimos en la Finca Gayarre y la verdad es que fue un acierto. Cuando llegamos, mis dos mejores amigas me estaban esperando para darme una sorpresa, me bailaron una jota que tanto me gusta. La verdad que fue muy bonito y a todos los invitados les encantó. Después de 2 horas de cóctel entramos en el salón y comenzó la cena.
Seguir leyendo »Entre plato y plato íbamos dando regalitos a los siguientes en casarse, a sus hermanos, a mi prima, a mi mejor amiga.... Y se hizo muy ameno, tanto que ya estábamos en el baile nupcial. ¡Después de eso comenzó la fiesta hasta las 5 de la mañana! No cambio por nada del mundo el día tan maravilloso que tuvimos, lo disfruté desde el minuto uno que me levanté. Reí, baile, lloré, me emocioné, me despeiné, rompí los bajos del vestido... ¡Porque no paré!
La verdad es que se pasa volando, pero es verdad lo que dicen de que las bodas se viven 3 veces, al prepararla al vivirla y al recordarla. Porque cada día que pasa y la recordamos nos emocionamos un montón, de todo lo vivido, del cariño de nuestra gente ese día y días atrás, de darnos cuenta de lo que nos quieren las personas que tenemos a nuestro alrededor, pero también nos da un poquito de nostalgia ver lo rápido que pasa y que no se va a volver a repetir. ¡Desde luego ha sido el mejor día de nuestras vidas!
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