La boda de Víctor y Gemma en Las Palmas De Gran Canaria, Las Palmas
De noche Otoño 3 profesionales
V&G
15 Sep, 2012El día de nuestra boda
El 15 de septiembre fue el día más importante de nuestras vidas. Después de 9 años y medio con mi novia, dimos el gran paso, NOS CASAMOS.
Llevábamos año y medio preparando la boda para que saliera todo muy bien, y así fue. Pero empecemos por el principio.
Ese día nos levantamos juntos, desayunamos como siempre y llegó el momento de separarnos. Antes de irme, mis suegros me regalaron un reloj y a ella un anillo de plata.
Me fui a las doce a la peluquería a peinarme. Salí de allí sobre la una. Luego fui a dejar el coche al hotel donde nos íbamos a quedar. Dejé el coche aparcado y fui a dejar las maletas. La recepcionista no me dejó subir las maletas porque no estaba preparada aún la habitación. Al decirle que iba a pagar, me dijo que ya estaba pagada. Al principio me extrañó, pero no le di más importancia.
Cogí la "guagua" desde el hotel hasta casa de mi madre. El coche me iba a ir a buscar a las cinco y cuarto a casa de mi hermana. Llegué a casa de mi madre cerca de las tres. Mi madre se había ido a la peluquería. Cuando dieron las cuatro y media y no venía mi madre, que era la madrina, ¡me empecé a poner nervioso ! A los cinco minutos me llamó mi madre para decirme que ya había salido de la peluquería.
Seguir leyendo »Cogimos un taxi para ir a casa de mi hermana y empezar a vestirme. Tenía sólo quince minutos para vestirme, eso es lo bueno que tienen los novios. En ese momento pensé en como estaría mi futura mujer.
A las cinco y cuarto ya estaba vestido y mis hermanas también. A y veinte llegó el coche, un BMW azul oscuro con los pompones blancos. Ahí empecé a disfrutar del momento. Nos subimos mi madre, mi sobrino (que llevaba las arras) y yo. Delante, conduciendo, estaba el primo de Gemma y la mujer. Tuvimos que parar quince minutos antes de la iglesia porque llegábamos muy temprano.
Al llegar a la puerta de la iglesia ya había gente esperando. Me bajé del coche y la gente que estaba fuera me empezó a saludar. Hacía mucho calor. El cura me dijo que él me avisaba para entrar. Decir que el cura no era el de esa iglesia, era un conocido nuestro y nos hizo el favor de casarnos.
Al llegar la novia yo estaba en la puerta con mi madre y los cinco niños esperando también para entrar. Si, cinco niños; dos mellizas de 3 años, un niño de 4, mi sobrino de 6 y la prima de mi novia de 9. Los niños llevaban una flor y los más grandes la arras y los anillos.
El cura me dijo que empezara a caminar y miré a la gente que estaba allí. Luego me di la vuelta y vi a los niños embalados hacia mí. El cura los paró y volvieron para atrás. Al llegar los niños adelante, por fin la vi. Allí estaba, de la mano del padre, con el traje de sus sueños y una cara radiante y preciosa. El traje le quedaba precioso y casi se me caen las lágrimas. Al entrar, la primera sorpresa. Había una rondalla y al entrar la novia tocó la canción que siempre quiso que le tocaran al entrar en la iglesia, "Nubes de hielo" de Benito Cabrera. Casi llora al oír la canción, pero una vecina le dijo que no llorara. Nos encontramos y la salude diciéndole que estaba preciosa. Nos sentamos y empezó la ceremonia. Una ceremonia muy bonita y amena.
A la hora del Ave María, otra sorpresa. La rondalla le canto el "Ave María" en directo y la gente emocionada. Nosotros no nos emocionamos porque estábamos mirando a la virgen, de espalda a la gente y teníamos a mi sobrina de 3 años con la flor en la mano haciendo cosas de niña pequeña y nos hacía gracia. Cuando más tarde vimos los vídeos, se ve a la gente llorar y emocionarse.
Llegó el momento arras y anillos. Los niños se portaron muy bien. Nos dieron las arras y los anillos y el cura nos chivó al oído lo que teníamos que decirnos el uno al otro. Nos dijo: "apunta el anillo en el dedo y di la frase tranquilo".
Al hacer eso, el fotógrafo empezó a sacar fotos por todos lados. Y cuando nos dimos cuenta ya estábamos casados. Fuimos a firmar el libro, la rondalla nos tocó un bolero y el padre de la novia se emocionó. Al salir, en vez de poner la marcha nupcial, el cura le dijo a la parranda que tocara una “isa”, jajaja. Mi mujer casi se echa a llorar y a bailar .
Al salir de la iglesia, batalla campal. Arroz y pétalos de flores por todos lados, ¡hasta por detrás, me tiraron! Por delante, por detrás por un lado, por otro... Terminaron de tirar el arroz y empezaron a saludarnos todos. ¡Que estrés!
Al terminar de saludar a la gente fuimos frente de la iglesia a hacernos unas fotos con nuestros padres, hermanos y sobrinos. Pero como siempre pasa, se acopló más gente.
Ya terminado eso, nos subimos en el coche y nos fuimos a hacer las fotos en el parque donde nos conocimos (San Juan en Telde). Cuando veo al fotógrafo tirado en el césped, cogiendo el velo y demás... ¡Estamos deseando ver las fotos del fotógrafo!
Mi mujer me dijo en el coche dónde había puesto el traje de novia el fotógrafo, ¡en la parra! Estuvimos quince minutos en el parque. Nos subimos otra vez al coche y nos fuimos directamente a la celebración.
Al llegar aún estaban en el brindis. Entramos con la canción que teníamos mirada y al entrar nos tiraron confeti. Hicimos el brindis y estuvimos unos minutos con la gente en el cóctel. Cuando la gente empezó a sentarse, aprovechamos para sacarnos fotos en la finca. Una finca rústica y con rincones muy bonitos. Y cuando terminamos de sacar fotos, otra vez entramos. Es decir, tuvimos dos entradas triunfales a la celebración. ¡Jajajaja!
Nos dirigimos a la mesa presidencial para empezar a comer. La comida estaba buenísima. Al llegar el plato principal la rondalla empezó a tocar y la gente comenzó a levantarse. Gemma me miraba, estaba deseando ir a bailar. Le dije, "vamos un rato y bailamos". ¿Un rato? Estuvimos más tiempo de lo acordado, hasta el punto que la mujer del catering nos dijo que ya era tarde, que había que seguir con el protocolo.
Nos fuimos otra vez a la mesa ¡y ya nos habían quitado el solomillo de la mesa, jajaja! Partimos la tarta, le dimos los regalos a los niños por llevarnos las arras y los anillos, y empezamos a repartir los regalos para la gente. A los hombres un puro y a las mujeres una bolsita con tres bombones. Como teníamos muchos, le dimos a toda la gente. A los niños pequeños le dimos un Mickey de goma.
Llegaba el momento para ver el vídeo que nos había preparado el hermano de mi mujer sobre nuestra vida. Nos sentaron delante de una pantalla y empezaron a salir fotos de nuestra infancia y de cuando empezamos a salir. Otro momento sensible de la noche. Al terminar el vídeo vi a todas mis hermanas llorando de emoción por ver a mi padre, fallecido hace diez años.
Al terminar de ver el vídeo, nos llamaron para abrir el baile. Teníamos una bachata, pero sin ensayarla. Empezó a sonar la música y comenzamos a bailar. A los pocos segundos, salieron alrededor nuestro unos fuegos fríos. En ese momento solo oía a la gente aplaudir asombrada diciendo ¡ooooh! A la gente le encantó el baile. No se creían que no lo hubiéramos ensayado. Luego bailamos el vals y al rato, con nuestros respectivos padres y la gente empezó a rodearnos.
Ya fiesta, todos a bailar, a beber y a disfrutar.Pero aún faltaba una sorpresa más…..
Cuando la gente estaba entretenida bailando, los del catering montaron un self service de golosinas que habíamos comprado nosotros. La gente se abalanzó sobre ellas, no solo los niños. Gominolas, judías, nubes, chocolatinas. ¡Estuvieron toda la noche comiendo!
A las 2.30 el Dj terminó de pinchar y nos recogimos. Nos llevó al hotel el primo de Gemma otra vez. Al llegar, otra sorpresa más. El hermano de Gemma nos había preparado la habitación con lacitos, nos pusieron una botella de cava pequeñita, dos copas y un cartel diciendo que nos habían invitado a esa noche el hotel y a la siguiente. Además, el hotel nos puso una botella de champán y dos platos de fruta. Nos supo la fruta a esa hora…. Y al día siguiente desayunamos en el hotel.
Y así a las cuatro y media de la mañana terminó el día más feliz de nuestras vidas.
PARA REPETIR. ¡Y CÓMO LO DISFRUTAMOS!
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