La boda de Tomás y Mónica en Benicàssim/benicasim, Castellón

El día de nuestra boda

Fue un día mágico. Estaba previsto que diluviara y lo habíamos asumido (la lluvia es tan necesaria...), pero finalmente nos hizo un día espectacular. Nos conocimos en Benicàssim y queríamos rendir homenaje a sus dos mundos: montaña y mar, por lo que nos casamos en el Monasterio Carmelita del Desierto de las Palmas y lo celebramos en el Club Palasiet. La temática y decoración fue inspirada por la ubicación y nuestros colores favoritos (el mío el naranja y el de Tomás el verde). Hacía décadas que la familia de Tomás no se juntaba por razones alegres y a Mónica le hacía especial ilusión que pudiera asistir la única abuela que ha conocido (la cual sufre Alzheimer en su fase más avanzada y a la que cuidó durante el confinamiento). A pesar de su edad y enfermedad, todos la vimos disfrutar como una enana de que su nieta favorita (aunque eso no lo diremos muy en voz alta) se casara. Tomás iba guapísimo con un traje superoriginal color granate (color que le queda tan bien) y Mónica iba muy ella, con un vestido minimalista: durante la ceremonia quiso rendir homenaje a sus raíces andaluzas y durante el banquete se cambió a lo que la caracteriza más (es la chica de los lunares) luciendo una capa de plumeti. Hubo discursos emotivos durante la comida, que nos hicieron a todos reír y llorar y juegos graciosos después del postre. Los dos somos un par de abuelos que cenan y se acuestan pronto, por lo que a las 19:00h recogimos, aunque acompañamos a los jóvenes un ratito en Travesura y la Traviesa. Llevábamos ya 10 años de relación, pero ese día puso en perspectiva que, a pesar del tiempo y de las tribulaciones, nos seguimos queriendo y cada día "más, mejor y most" (como nos solemos decir). Aunque lo mejor sigue estando por llegar, ese día jamás lo olvidaremos. Fue la unión de dos familias, fue el compromiso de un proyecto vital en común y fue, hasta la fecha, el mejor día de nuestras vidas.