La boda de Sergio y Susana en Bormujos, Sevilla
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S&S
12 Oct, 2012El día de nuestra boda
He de decir que no nos gustaban las típicas bodas (o, mejor dicho, las típicas bodas a las que nosotros hemos asistido). Queríamos que fuera algo distinto, así que al poco de decidir cómo sería nuestra boda civil, nos hizo mucha ilusión que algún amigo la oficiara. Teníamos dos personas en mente: una chica y un chico; una abogada o un periodista. El día de nuestra boda fue un visto y no visto, es muy cierto que no te enteras de mucho ese día. La noche anterior Sergio se quedó a dormir en casa de su madre y yo en casa de la mía. A primerísima hora desayunamos y me fui con mi madre a Javier Mascareña que está en Triana. ¡Me dejaron espectacular! Jacob nos acompañó a casa por si tenía que darme algún retoque, y fue de gran ayuda ¡porque fue quien tuvo que ponerme los botoncitos del vestido! Recomiendo a las novias, en la medida de lo posible que se maquillen y peinen en otro sitio que no sea su casa, donde seguramente hay más personas de lo habitual y además de ponerte nerviosa, os quitáis de jaleos. El coche que alquilamos fue un Opel Insignia, que quedó genial con los adornos (he de reconocer que lo vi por internet y me gustó tanto que me copié). En el coche íbamos uno de mi hermano como chófer; mi cuñado; mi madre, que hacía la función de "padrina" de boda y, obviamente, una servidora. El novio había ido mucho antes a Robles, que es donde hicimos la ceremonia y el convite, para ir recibiendo a todos los invitados. En la zona de la carpa es donde se celebró la ceremonia, adornando las sillas: gerberas. Encima de cada silla pusimos un cartuchito con arroz que hizo una de mis hermanas, que tiene unas manitas muy "apañadas" y que sin ella no podría haber hecho ni la mitad de las cositas que pusimos. Chuches para niños, alfileres, cestas para los regalitos, preparar los regalitos, las invitaciones... ¡Muy grande Mari!
Seguir leyendo »En la misma carpa, después de la ceremonia se hizo el aperitivo mientras nos hacíamos algunas fotos y saludábamos a los invitados, ya como casados, pero no voy a adelantarme...
La alfombra, que llegaba hasta el altar, estaba adornada con flores de otoño, mismo motivo de las invitaciones y de todo. Primero hice las invitaciones y a partir de ahí salió la temática otoñal, una idea que me encantó desde el principio. Cuando llegué estaban casi todos dentro. Me habían puesto una alfombra roja para entrar. Con tantas fotos y todo lo que tardó mi hermano en abrirme la puerta, ¡parecía que era una famosa! Empezó a sonar la Canon de Pachelbel. Delante de mi madre y mía iban las sobrinas de Sergio con las arras y uno de mis sobrinos chicos con el cojín de los anillos. Allí estaba él super guapo de gris y con una cara de nerviosismo que no podía con ella. Una amiga fue nuestra oficiante no legal de boda (previamente nos casó una concejal). Empezaron a decir algunas palabras algunos familiares (algunos más y otros menos) ¡y allí lloró casi todo el mundo! Hay que hacer mención del emotivo abrazo que se dieron el novio y el hermano después de éste hablar, los dos con el corazón encogido.
Como sorpresa, nuestro amigo periodista dijo también unas palabras que nos hizo reír, llorar, añorar... Digo como sorpresa, porque las demás personas que hablaron sabíamos que iban a hablar. Otra sorpresa fue también una presentación con proyector que nos hicieron. Al finalizar la ceremonia nos dimos nuestro gran beso, y después del arroz y la serpentina: las fotos. Empezamos el convite. Los meseros los hice con el mismo diseño que las invitaciones, y en las mesas había mini hojitas otoñales y corazoncitos multicolores, hechos de cartulina. El nombre de las mesas era inventado, con la intención de que cada nombre fuera representativo para los invitados que estaban sentados en ellas. El menú estaba fabuloso. La tarta que nos pusieron era con adornos, como las tartas que salen en la tele, aunque en tamaño normal, ya que era sólo para cortarla nosotros y para poner nuestros muñecos personalizados. Después del convite, ¡la gran barra libre con chuches! Chiqui Oliva, nuestro DJ, acompañado por su compañera, geniales los dos. Todo el mundo se lo pasó en grande, nunca había visto en una boda que la gente descansara tan poco, siempre había gente en la pista. Y, por último, después de tanto baile sin zapatos, de tantas risas, de tantas charlas, nos fuimos al hotel a descansar por fin. Uy, uy, que no he mencionado lo más importante. Mi vestido lo hizo un amigo de una amiga (¡qué grandes sois!). Empecé la boda con un vestido estilo sirena de volantes caídos con una flor en el lateral y terminé con un vestido mini y otra flor del color de los zapatos. ¡Dos vestidos en uno! La gente se quedó sorprendida. Sólo lo sabíamos mi amiga y yo.
Llevaba un ramo de rosas Leónidas y algodón, lo vi por aquí por la web de bodas.net y me encantó. Fue mi segunda opción, la primera fue un ramo precioso de ranúnculos, pero no era época, así q tuve que descartarlo.
Y el adorno del pelo fue también una idea de una novia de aquí que me encantó y encima pegaba con mi vestido, así que manos a la obra. Esta vez me lo hizo una amiga, que también tiene unas manitas y una paciencia... Tampoco me quiero olvidar de mi Mercedes de SDF. No, no es mi coche, ¡es mi organizadora! Estuvo en todo momento con nosotros. ¡¡Tú también eres muy grande!! Mil gracias por todo. Sin ti no hubiera salido tan genial como salió. Nunca he sido de imaginarme mi boda, no era de casarme, pero si alguna vez hubiera pensado en ello, seguramente hubiera sido como pasó.
Gracias a todo.
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