La boda de Sergio y Mar en Villabañez, Cantabria
Al aire libre Verano Blanco 3 profesionales
S&M
26 Jun, 2015El día de nuestra boda
No sé si a las demás las ha pasado lo mismo que a mí el día de su boda, pero para fue el día de "que espere la novia". Los nervios no empezaron hasta última hora, así que mi día fue muy tranquilo. Por la mañana fui personalmente a encargarme de la decoración de la finca y revisar que no faltara nada (quedó todo precioso, tal y como imaginaba). Por la tarde empecé con peluquería (llegué 15 minutos tarde esperando a la persona que me tenía que llevar). A la salida a la novia, maquillada y peinada, la tocó esperar de nuevo otra media hora mientras todo el mundo me miraba y se acercaba a preguntarme y felicitarme. Y luego me dirigí directamente a La Panadería de Castañeda, la posada en la que nos alojamos, para empezar a vestirme. Nuestra boda era a las 19.30, así que tenía tiempo de sobra para charlar un rato con la familia y después comenzar a arreglarme.
Sobre las 18.40 comencé a prepararme y en 20 minutos pensé que ya estaba lista para salir hacia la Hostería de Castañeda, cuando me llama la florista de La Silvestre para preguntarme dónde me tenía que llevar el ramo (¡se me había olvidado por completo!). Al ver mi ramo me enamoré perdidamente de él, ¡era perfecto! Y fue cuando empecé a ponerme un poco nerviosa.
Seguir leyendo »La encargada de llevarme hasta la Hostería era mi prima y a las 19.25 yo estaba volviéndome loca, llamando a todo el mundo, para localizarla. Y entre llamada y llamada, llaman mis amigas a mi hermana (yo tenía su móvil) para decirle que van a llegar tarde, que aún están saliendo de Santander. Os podéis imaginar nuestras caras: la mía al saber que llegan tarde y la de ellas al enterarse de que la que había cogido el teléfono era yo.
Después de tanto lío de teléfono, por fin vamos hacia el lugar de la ceremonia y es, al subirme al coche, cuando me empiezo a poner histérica: al llegar a la entrada me llaman y me dicen que no entre porque no está preparada la gente y que dé otra vuelta, que tardarían unos 5 o 10 minutos. Pero tras 5 minutos ya no podía esperar más y entramos. ¡Cuando paró el coche me temblaba todo! No me quería bajar. Solo quería dar vueltas.
Mi camino al "altar" fue como una carrera, no duró ni la mitad de lo que tenía planeado. Luego mi prima comenzó a oficiar la ceremonia y al tenerla de frente, mirándome, se me pasaron los nervios y pude ver con claridad lo guapo que estaba el novio y lo rodeada que estaba de mis seres queridos (sin mis amigas, claro, que aún no habían llegado).
Después todo fue rodado: la ceremonia preciosa y muy emotiva, ¡al final se me hizo cortísima! Luego hicimos una minisesión de fotos para no perder mucho tiempo y poder estar con nuestros invitados. El cóctel fue estupendo, toda la gente estaba muy feliz y nos lo pasamos estupendamente. La cena fue extraordinaria y todos quedamos encantados con el restaurante, el menú estaba delicioso (a pesar de los nervios y del vestido, me lo comí todo). Por último, llegó el momento más vergonzoso y temido: el baile. Al final nos salió un churro, pero nos reímos un montón, y más aún cuando hoy veo el vídeo.
Después ya todos nos quitamos las vergüenzas y… ¡Comienza la fiesta! Fue un día mucho más especial de lo que me podría haber imaginado. Todo salió perfecto. Todo estaba precioso: el restaurante, la decoración exterior, la zona de la ceremonia, los invitados... ¡Al final se me hizo un día cortísimo! ¡Me encantaría poder repetirlo una y otra vez!
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