La boda de Salva y Josefina en Lorca, Murcia

Me desperté temprano y me dirigí a casa de mi tía, donde hicimos la acampada de preparación de chapa y pintura. En casa tenemos peluquera y estilista, así que fue perfecto. Sobre las 10 ya estaba en casa esperando a Manuel Mas, mi fotógrafo y su equipo. Unas fotos preciosas con mis amigas y familia. Muchas sorpresas en casa, ramo de flores de mis amigas de toda la vida, sorpresón de otras buenas amigas con la tela de sus vestidos todas iguales, fantásticas. Llegó el momento de la iglesia, iba muy emocionada del brazo de mi hermano al que adoro, mi hermana ayudándome con el vestido y mis 7 pajes correteando por la iglesia. Cuál es mi sorpresa que al entrar a la iglesia escucho una voz celestial ¡era Eduardo! el chico de Musical Mastia, mis tíos me lo habían regalado, ellos sabían que me encantó desde que lo escuché en el programa El Hormiguero, una entrada emocionante y cuando vi a Salva al final del pasillo, más emocionada estaba. Una misa preciosa, muy emotiva, y al finalizar, nuestra sobrina nos leyó un texto precioso recordando toda la evolución de mi vida.

Al llegar al salón allí estaba Eduardo de nuevo amenizando el cóctel, fue precioso y muy entretenido. Al entrar al salón habíamos preparado un vídeo de agradecimiento y otro de risa, quedó perfecto. Nuestros invitados encontraron en sus mesas un regalo muy original y personalizado. Una taza de desayuno, cada una con su nombre, fue un regalo muy chulo, que todos agradecieron, incluso a día de hoy aún recibimos fotos de amigos desayunando en nuestras tazas. Nuestros amigos y compañeros de trabajo nos hicieron muchas sorpresas, ¡una Termomix!, ¡un Nespresso!, un jamón, botellas de vino, queso, salchichones, una tele, alucinante, tenemos los mejores amigos que podríamos tener. Les regalamos a nuestros padres unas orquídeas con un mensaje muy especial.

La comida, excelente, estamos muy contentos con el menú y el servicio del salón. Una tarta deliciosa y aún quedaban unas sorpresas, le regalé a Salva un ordenador y él a mi otro, qué coincidencia.

Pasamos a otro salón en el que celebrábamos la barra libre, y la abrimos con un baile muy especial, ¡un tango! Con la ayuda de una gran amiga que nos preparó una gran coreografía. Después pudimos disfrutar de la barra libre, candy bar, photocall veraniego y bocatas. A altas horas decidimos seguir la fiesta en casa de los padres de Salva, que tienen piscina y prepararon una gran cena. La cosa se alargó hasta las 5 de la mañana, y desde por la mañana ya estaba bien. Nos fuimos a un hotel cercano a descansar y al día siguiente poder preparar el resto de maleta que nos faltaba. ¡Y el lunes rumbo a Japón! Un viaje maravilloso con un marido maravilloso.