La boda de Rubén y Sabrina en Candas, Asturias
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R&S
10 May, 2014El día de nuestra boda
Empezaré diciendo que el viernes a las 12 de la noche estaba cenando con los tíos de mi marido, que acababan de llegar de Madrid. He de decir que era una cita obligada ya que nos traían las alianzas, ya que el tío de Rubén es orfebre y fue su regalo de boda. Sólo deciros que me enamoraron nada más abrir la cajita, mejor aún que en foto whatsapp.
Al llegar a casa, Rubén y yo nos despedimos y yo me fui solita a casa, ahí empezaron las horas en vela dando vueltas en la cama sin que pasaran las horas, nerviosita perdida que estaba, y eso que lo tenía ya todo cerrado y listo. Ya a las 7.00 am decidí levantarme, ducharme con calma, hacer mi cama y dejar todo recogido, así como despertar a mi tío y mi abuelo, y mi amiga de Almería que vino a la boda, ¡todo el mundo arriba!
Tras desayunar, a las 8.30 estaba como un clavo en la peluquería. ¡Ay! y que mi madre no llegaba. La llamé y resulta que se durmieron. Yo ya de los nervios porque el marido de mi madre tenía que recoger mi ramo a las 9.00 de la mañana y la llamada la realicé a las 8.50 am (decir que la chica de la floristería estaba esperando para entregar mi ramo ya que se iba al aeropuerto a coger un vuelo a Barcelona). Podéis imaginar mis nervios, mi madre sin llegar a la “pelu”, mi ramo en la floristería y la dueña esperando a que lo recogieran. Me dije: "tranquila todo va a salir bien, relájate y disfruta de los preparativos". Al poco llegó mi madre y mi mejor amiga, que era la testigo en la boda, las dejé a las dos peinándose y yo me fui para casa, ya que a las 10.00 llegaba mi amiga a maquillarme. Hasta ahí bien, ya que mi casa estaba vacía y tranquila para maquillarme relajadamente.
Seguir leyendo »Por cierto, he olvidado decir que me casé en el faro de Candás. Yo me encargué de la decoración del espacio y mi amiga de Almería y mi tío eran los encargados de plasmarlo todo en situ, ya que obviamente la novia no podía encargarse de todo (algo que me costó ya que soy de las típicas novias que se encargan de todo y les cuesta delegar, pero no hubo más remedio). Así que mientras me maquillaban estaba pendiente del teléfono por si necesitaban algo. A los 15´de estar maquillándome, llegó mi ramo, precioso, espectacular, me emocioné al verlo, era un reflejo de mi personalidad e iba totalmente acorde a mi vestido. Todo bien hasta que empezó el “jaelo”.
Comenzó a llegar gente a casa, primero el fotógrafo y el cámara, a las 10.30 llegó otra amiga encargada de maquillar a mi novio. Y, ¿dónde está el novio? Resulta que le cogí vez a las 10.15 y eran las 10.50 y aún no le habían cogido, todo para un tupé. Por cierto, nos casamos a las 12.00. Ahí me ves en casa, peinada y maquillada, haciéndome las fotos tranquilamente, mi madre y mi testigo ya por casa para maquillarse, el marido de la otra maquilladora por casa, el marido de mi testigo en casa, y mi novio aún sin llegar de la “pelu”. El pobre con un cabreo, le tocó la más torpe que le dio tirones y no tenía ni idea de peinar, al fin llegó a casa a las 11.45 (¿tengo que recordaros que me casaba a las 12.00?), le maquillan y se viste en otra habitación. Mientras tanto yo encerrada en el dormitorio para no vernos. Yo cardíaca porque no salíamos ni llegábamos a la hora. Lo único que me tranquilizaba era que al menos salió el sol y podría celebrar mi boda de ensueño al aire libre en uno de los rincones que más me gustan de Candás.
¡Ah! y se me olvidaba decir, en el rato en el que me estaba haciendo las fotos y el vídeo, hubo un momento en el que el fotógrafo cerró la puerta de la habitación y pensé "uy que raro, que pasará?" y me dice: gírate hacia mí sin mirar a la cámara y lee lo siguiente que te voy a dar. ¿Sabéis qué era? Una carta de mi marido, uf lo que me costó controlar las lágrimas para no estropear el maquillaje.
Chicos parecía que no saldríamos de casa, ¡eh! Bueno, al fin Rubén terminó a las 12.15 y se fue, así como el resto de la casa. Aquello parecía el camerino de los hermanos Marx y por último nos quedamos en casa mis dos mejores amigos y yo, los tres haciéndonos las últimas fotos de soltera. Bajé en el ascensor y tenía a dos vecinas esperando para verme. Me subí al Mercedes de mi abuelo y comenzó la travesía, escasa ya que fue un trayecto de 5 min entre las calles del pueblo. Subí la cuesta hacia el Faro y empecé a ver todos los coches aparcados, y de pronto, a lo alto, allí estaba mi prometido. Qué decir de él, estaba guapísimo, con una sonrisa de oreja a oreja. Ahí sí que me puse nerviosa. Bajó hacia el coche para abrirme la puerta y subimos juntos hacia el faro. Los invitados habían preparado una canción a capela mientras recorríamos la alfombra para sentarnos.
¿Mi sorpresa cuál fue? Ver que mi amiga de Almería y mi otra mejor amiga habían preparado unas palabras y una poesía justo antes del momento en el que el concejal te lee esos artículos sosos y del momento del "sí quiero". Asimismo el hermano pequeño de Rubén y su amigo le dedicaron también unas palabras. Fueron momentos muy emotivos. Otro momento de risas fue cuando el concejal terminó y claro, faltaba el beso. Y salta Rubén: ¿puedo besar a la novia ya? Y claro todos partiéndonos de risa.
Tras la ceremonia fue el momento de las fotos con cada uno de los asistentes, y después nos hicimos allí mismo alguna foto, aunque algo breve ya que se levantó aire. Ese viento dichoso que arruinó mi recogido, incluso me tuve que quitar el velo.
A las 14.30 horas llegamos al llagar Trabanco donde se realizó la espicha. Decir que Rubén y yo somos hiper puntuales y nos tocó esperar un rato en el coche ya que algunos invitados se habían perdido e hicimos un poco de tiempo para entrar. Cuando lo hicimos, fue a lo grande ya que metimos el coche dentro del llagar. Ahí empezó la espicha, todo estaba delicioso.
Ahora ya puedo contaros cuál era la sorpresa que tenía preparada. En cuanto terminamos de comer, me escapé al baño con mi amiga, otra peluquera y la maquilladora. Ahí llegaba el momento de cambiarme de vestido. Mi amiga me recogió el pelo con unas horquillas, me retocaron el maquillaje y cuando todos los invitados subieron a la zona de baile, incluido Rubén en mitad de la pista, pensando que abriríamos el baile con una canción que habíamos elegido, ahí salí yo temblando y cantándole a capela la canción de Il Divo "Hoy te prometo, amor eterno, ser para siempre tuya en el bien y en el mal" entre el corsé que me apretaba, la comida en la garganta y los nervios de que no me saliera ningún gallito al cantar. Me tranquilicé al ver la cara de mi ya marido aguantando las lágrimas.
Ahí ya empezó el baile, lleno de juegos y sorpresas, incluida una canción a guitarra que el dj tocó y cantó Rubén, y no una canción cualquiera, nuestra canción.
Y ya se terminó el día, meses de preparativos para que ese gran día pasara más rápido que una estrella fugaz. Pero eso sí, disfruté de mi día como una enana, todo salió como lo planeado y los invitados quedaron muy contentos con la sencillez, la diversión y la originalidad de la boda.
Espero no haberos aburrido con mi historia, que hayáis disfrutado leyéndola y, no sé si lo he conseguido o no, pero intenté plasmar en palabras mis sentimientos y emociones vividas ese día.
Por último, novios de Asturias, si estáis pensando en casaros y aún no tenéis proveedores, os animo a que os informéis donde nosotros los contratamos. Y añadir, que sí se puede uno casar en plan low cost porque nosotros así lo hicimos, sin renunciar a los detalles y la personalidad de la boda.
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