La boda de Rodrigo y Ana en Madrid, Madrid
Elegantes Verano Blanco 5 profesionales
R&A
06 Sep, 2019El día de nuestra boda
Despertamos por decir algo muy muy temprano ya que no habíamos dormido prácticamente nada, nos despedimos la noche anterior llenos de nervios y nos dimos los buenos días con aún más. Rodrigo tenía que ir al castillo de Viñuelas (lugar del convite) a llevar cosas de última hora yo mientras rodeada de mi familia ultimaba las cosas que tenía que llevarme al hotel Wellington, allí teníamos una habitación preparada para dormir la noche de bodas y era el sitio escogido para vestirme.
A las 14:00 me fui con mi hermana al club Alma allí Amado me iba a peinar y maquillar, llegamos y nos trató maravillosamente, hubo risas confidencias de todo... A las 5:20 llegábamos al hotel acompañadas por Amado quien me acompañó para terminar de ponerme el velo y la peineta. En la habitación estábamos mi madre, mi tía, mi hermana, mi hermano quién además ejerció de padrino, Amado, el fotógrafo y yo. Al poco de llegar aparecieron mis amigas más íntimas para ayudar a vestirme, hacernos fotos y despedirnos por última vez de mi soltería, el momento de vestirme fue muy muy especial, nervios, risas, lágrimas, emociones, ¡de todo! Pusimos una sábana en el suelo para no manchar el vestido, se descalzaron y empezaron la tarea, mientras tanto el fotógrafo hacia mil fotos, por cierto, que llegó de chiripa pues habían tenido una avería en el coche... Quizá como una de las anécdotas es que mis amigas compartieron taxi con él hasta la Cripta de la Almudena donde me casaría poco después.
Seguir leyendo »Estaba lista, todos se habían ido menos mi hermano y yo, le miró me mira, los dos guapísimos y los dos llenos de emoción y nervios, ¿vamos? Vamos. Cogemos el ascensor y llegamos al hall preciosísimo de Wellington, noto como la gente nos mira y sonríe otros se acercan y me dan la enhorabuena. En la puerta me esperaba uno de mis mejores amigos trajeado y con un coche precioso, él nos llevaría a la iglesia. De camino y a punto de llegar nos equivocamos y tuvimos que dar la vuelta, finalmente super puntuales por fin, bajo las escaleras de la iglesia. Antes de salir del coche veo cómo los más rezagados entran aprisa, todos menos los niños de arras y uno de los sacerdotes, íntimo amigo nuestro, que sale para decirnos que esperemos 5 minutos, mi madre y mi hermana estaban entrando (el taxi se perdió) y por fin llegó el momento. Sale mi hermano del coche, me abre la puerta y salgo casi sin creerme qué estaba pasando. Subimos la escalera, nos posicionamos en el pasillo y le susurro a mí hermano que me agarre bien, que estoy muy nerviosa, me agarra de la mano en la que tengo el brazo entrelazado con el suyo me dice que tranquila y ambos cogiendo aire comenzamos a caminar.
Mil caras mirándonos y sonriendo, mil fotos, yo busco la mirada de mi madre de mis familiares y por fin doblo la esquina y le veo a él, de pie, tan nervioso como yo mirándome con esa mirada que nunca se puede olvidar, llegamos hasta él, nos damos un beso en la mejilla y comenzamos el momento más importante de nuestras vidas.
Hubo muchos momentos especiales en el día, pero si uno fue el más especial, el más bonito, el más importante, indudablemente fue la ceremonia en la iglesia. Había 6 curas todos ellos amigos nuestros, el coro que cantaba era también nuestro coro al que Rodrigo y yo pertenecemos y cantaron con tanta emoción, tanto cariño y tan bien que en cada canto la piel se ponía de gallina, en el ritual del matrimonio a ambos se nos escaparon las lágrimas y en el sermón a ambos se nos escaparon todas las emociones, el que sea un gran amigo quien hable y te case ese día es una gran suerte. Fueron dos horas de misa que se nos pasaron en un auténtico suspiro de repente ya estábamos de nuevo en la escalinata, pero está vez de la mano y bombardeados por lo que intuyo que eran unos cuantos kilos de arroz.
Nos metimos en el coche y la primera sorpresa, al retrasarnos en la salida de la boda uno de los 3 buses había tenido que irse a otro servicio, se solventó con ubers por parte de la empresa pero eso hizo que creo que por primera vez en la historia de una boda nosotros los novios llegáramos antes que nadie al convite, por supuesto esperamos en el coche hasta que llegó el primer bus. La entrada al castillo estaba preciosa bajamos del coche y nos esperaban con unas copas de champán para brindar. Hicimos unas cuantas fotos, las justas y nos fuimos al coctel a disfrutar de la gente, mil besos, mil fotos, mil enhorabuenas y del cóctel solo me dio tiempo a probar media copa de cerveza y Rodrigo igual que yo.
Llegó el momento de la cena era en el exterior en el patio de detrás del castillo, estaba precioso habíamos contratado iluminación aparte de velas enormes que acompañaba las muchas velas de los centros de mesa. Todo el mundo buscó su mesa, y cuando ya estaban todos sentados, hicimos nuestra entrada acompañados de la canción I was born to love you, todos en pie, palmas, servilletas girando y allá vamos, bailando por todas las mesas hasta llegar a la nuestra y hacer el brindis.
Comenzamos a cenar, todo perfecto, de vez en cuando nos levantamos a saludar a las mesas y al finalizar el primer plato, Rodrigo se levanta micrófono en mano y hace un agradecimiento que termina con los dos de pie en el centro del patio y en una declaración de amor por su parte culminado por un gran beso de amor.
Mientras se servía el postre comenzó a sonar la canción "tengo el corazón contento" momento en el cual nos levantamos para dar mi ramo de novia a mi madre y otros 3 más a amigas que se van a casar, más unas rodilleras a un amigo de Rodrigo.
Y como un suspiro para nosotros dos se termina la cena y comienza el baile, teníamos un grupo de música en vivo (ya estuvieron con otro tipo de música en el cóctel) chelo, violín electrónico y dj y en el momento del baile nupcial llegó una de las sorpresas de la noche, no había baile, había canción cantada por Rodrigo y por mí, acompañados del chelo, el violín y una guitarra, él de pie, yo sentada, cada uno con su micro, empieza la música y comenzamos a cantar. Fue un momento muy muy mágico encuadrado en el salón de armas (lugar donde se realizó el baile) terminamos con un beso y todo el mundo rompió a aplaudir. Nada más terminar comenzó la música en vivo y todo el mundo comenzó a bailar y pasárselo bien. Teníamos contratado un photocall y fotomatón, un acierto total que dio muy buenos momentos.
Ya entrada la noche de repente, veo cómo amigos míos se colocan pinzas de ropa en la nariz y gorros de piscina mientras suena la canción de la sirenita sacan una tela azul larguísima, hacen un desfile de colocación super sincronizado y comienza el espectáculo, habían preparado un baile de natación sincronizada que no dejó a nadie indiferente. Fue muy gracioso y un detalle de cariño muy chulo.
Siguió la fiesta, siguieron las risas los bailes, serían las 5 de la mañana cuando comienza a sonar una canción de procesión, veo como cogen a mi ya marido y lo levantan entre muchos a una mano como si de un Cristo se tratase, lo pasean por todo el salón a paso de procesión y al grito de "al cielo con él" lo alzan todo lo alto que se podía a una mano... En fin, 5 de la mañana, ya se sabe… El caso es que en un pestañeo era las 5:30, todo estaba terminando y se nos había pasado en un abrir y cerrar de ojos, sobre esa hora Rodrigo me agarró de la mano nos dirigimos al coche y nos encaminamos al hotel, llegamos a la habitación me quité el traje que tantos días busqué, preparé y que duró solo unas horas para no ponerme nunca más. Rodrigo hizo lo mismo con su chaqué nos acostamos en la cama nos miramos y dijimos... Ya está, pero con una sonrisa bien grande.
Es verdad lo que te dicen que se pasa enseguida. que todo un año preparando para un suspiro, pero yo lo volvería a repetir, repetiría la ilusión, la gran caja desbocada de mil emociones incluso los muchísimos nervios, repetiría el muchísimo cariño puesto en cada detalle y el muchísimo cariño que hemos visto en nuestros amigos y sobre todo repetiría el mucho, muchísimo amor de nosotros dos en cada momento vivido.
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