La boda de Rocio y Ana Isabel en Arjonilla, Jaén

El día de nuestra boda

Fue espectacular. Comenzamos nuestro gran día con muchos nervios y una gran ilusión. Desayunamos cada una con sus padres, mi chica me vino a buscar y fuimos juntas hacer nuestros maravillosos ramos, ramilletes de las damas, panel de las mesas… Fue un trabajo perfecto. Al finalizar, un pequeño beso de despedida. A mí me entró ternura y me emocioné, sabía que la próxima vez que la viese sería esperando mi llegada. Comimos algo rápido. Ella estaba maquillándose y se había ya peinado para el gran día, en cambio yo partía ya para comenzar el maquillaje. Al llegar a casa me esperaba mi gran peluquera. Habíamos crecido juntas y sabíamos todo la una de la otra. ¿Qué más se podía pedir?

Tic, tac… La hora se iba acercando y con muchas ganas iba abrazando a cada una de mis damas de honor. ¡Uf, qué guapas iban! Llegan los mejores fotógrafos del mundo y entre risas y llantos una perfecta sesión de recuerdos. Por fin la hora había llegado, el esfuerzo, la paciencia y todos los sacrificios de los dos últimos años daban por finalizados y ya solo quedaba disfrutar. Tengo que admitir que llegué un poco tarde, pero mereció la pena ver la cara de la que sería formalmente mi gran compañera de viaje.