La boda de Rebeca y Aitor en Madrid, Madrid
Al aire libre Verano Naranja 4 profesionales
R&A
28 Jun, 2014El día de nuestra boda
Realmente el día de nuestra boda comenzó antes del mismo 28 de junio. Para un día como ese siempre vienen familiares a visitarte (si viven fuera de la ciudad, como era mi caso) y desde un mes antes, estuvimos en casa con mi madre, mi abuela y mi tía, que quisieron compartir todos los preparativos. Lo que pasa es que, como cualquier novia, yo estaba de los nervios, y no sé si ese mes, para ellas fue muy agradable conviviendo conmigo; ni siquiera, el que iba a convertirse en mi marido, me aguantaba.
Así, llegó por fin la semana previa a la boda, yo estaba de vacaciones para ultimar los detalles y la verdad es que en ese sentido, no fue muy complicado porque todo lo tenía muy bien atado desde los meses anteriores; el día antes, ya por fin fui a buscar mi vestido a Getafe, con el que había tenido algunos problemitas con los arreglos y ese día sí que tenía muchos nervios de que no estuviese como quería, pero era perfecto. Regresé a Madrid y me fui con él, el vestido, al hotel en el que había reservado una habitación desde la noche del 27, dado que tendría que arreglarme el día de la boda y había mucha gente en casa y así, la noche anterior también iba a poder descansar mejor. A las 11 de la noche ya dormía profundamente y ¡el gran día llegó!
Seguir leyendo »A las 8:30 ya sonó el despertador, me duché y a las 9:00 ya estaba Elena en la habitación para maquillarme (Elena es una amiga de mi cuñada que es como si fuera de la familia), el maquillaje fue perfecto, natural y elegante, tal y como siempre lo había pensado. Después me fui a la peluquería donde trabaja mi cuñada (es peluquera), en donde estaba mi suegra peinándose y después iba yo. Ya habíamos practicado el peinado mil veces, pero ese día, Leyre se bloqueó y no pudo terminarlo, imaginaros mi angustia de ver a Leyre llorando y a la vez, tratando de no llorar yo porque mi peinado estaba a medias. Menos mal que su jefa Mónica estaba allí y lo terminó ella. Terminó siendo también perfecto.
Después comí un bocadillo y ya sin darme cuenta, estaba vistiéndome para recibir a los fotógrafos en la habitación. Colocando con mucho cuidado las medias, la ropa interior y ya mi madre, ayudándome a cerrar el corset que llevaba en vestido. La sesión de fotos por fin llegó, venían Antonio y Daniel (fotógrafo y cámara respetivamente), de mi casa, donde habían estado haciendo la sesión de fotos a Aitor (mi futuro marido) y su familia. La sesión resultó ser muy divertida, terminé dando saltos en la cama y salieron fotos muy originales y otra vez, sin darme cuenta, se hizo la hora de que el conductor del coche nupcial, me pasara buscando por el hotel un Mercedes Clase S Negro. Impresionante.
Llegué a la iglesia, San Pedro Ad Víncula, un poco antes de la hora y esperamos escondidos detrás de una plaza, desde donde se veía toda la fachada de la Iglesia y a los invitados. Y ahora sí, las 17:30, a bajar del coche hacía un día radiantes, no había ni una nube, pero con mucho viento. Mi dama de honor, Leyre, tuvo que estar pendiente de que no saliera volando mi velo, que fue imposible, porque al salir ya de la iglesia, salió volando en una ráfaga de viento. Fue divertido. Por cierto, la misa, hermosa y cercana quedará en el recuerdo nuestro y de todos los asistentes.
Después, sesión de fotos en el Parque El Capricho, con paisajes impresionantes que veia Antonio con mucha facilidad, para que fuesen el marco de unas fotos perfectas. Y después de la sesión, por fin nos vamos a la Hacienda de Campoamor, donde se celebraba en convite. Todos los invitados esperándonos en el área donde se celebraba el cóctel de bienvenida, tomando sus canapés, su jamoncito y sus copas, de lo que nosotros también disfrutamos, porque pasamos de hacernos más fotos en los jardines del restaurante y pasar el mayor tiempo posible con nuestros invitados.
Y a partir de allí, todo fluyó con mucha calma, disfrutando cada momento de la celebración, sin estar pendientes de posar para las fotos... sólo queríamos disfrutar al máximo nuestro momento y, aunque Aitor estuvo muy pendiente de que todo fuera saliendo bien, yo estuve muy relajada. Cambiamos de terraza y ya pasamos a cenar para mí un menú de lujo, ¡buenísimo!
Y luego la fiesta, también genial. Todos los invitados en pie, sin parar de bailar y disfrutar, en sus caras se les veía que todos estaban disfrutando del momento y eso me hace sentir que todo el esfuerzo de preparar ese día, mereció la pena porque no sólo será un día inolvidable para nosotros, sino también para todos nuestros invitados.
¿La guinda del pastel? la novia, o sea, yo bailando y creyéndome que soy David Bisbal, bailando el Ave María, con una patada al aire, me fastidié una rodilla, menos mal que fue casi terminando la fiesta y ahora, mes y medio después, cuando estoy escribiendo esto, sigo con mi rodilla mal, poniéndome frio y esperando que dentro de tres semanas me vea el traumatólogo pero, ojalá que todo lo malo que vaya a tener mi matrimonio, sea ese dolor de rodilla.
Como veis, a nuestra boda no le faltó de nada y ahora recordando cada detalle de todo lo que conllevó ese día. Soy feliz de haber tenido la boda que siempre soñé y mucho, gracias a la ayuda de bodas.net, con la que conseguí muchos contactos que terminé contratando y que como ya os conté, fueron perfectos. Espero no haberos aburrido demasiado, no sabía cómo resumir más ese gran día. A las futuras novias, espero que como mínimo, tengáis una boda como la nuestra, eso será garantía de que todo saldrá perfecto.
Servicios y Profesionales de la Boda de Rebeca y Aitor
Otros Proveedores
Otras bodas en Madrid
Ver todas
Jardín El Botero
Soto de Gracia
Aal Cachucho, Un oasis en el campo
Inspírate con estas bodas
Deja tu comentario