La boda de Ramón y Aina en El Poal, Lleida

Llegué a la iglesia, y estaba toda la plaza llena de gente, y los niños de las arras esperándome para entrar.

Primero entró mi madre junto a mi hermano, y luego los niños de las arras, mis 4 damas de honor, y yo con mi padre. Fue una boda muy bonita y emocionante. Toda la boda la inspiramos entorno al cine, las invitaciones eran unas entradas de cine. Yo entré a la iglesia con la BSO de Gladiator.

Decoré toda la iglesia a mi estilo, todo en verde y blanco (eucaliptus, ramas de olivo, paniculata, la alfombra de todo el pasillo en color blanco, cestas de mimbre y blancas, farolillos para dar calidez...). También hice con mis damas de honor unos paipáis con la estampa de nuestro sello y algún que otro sello más, y los pusimos en la entrada de la iglesia; la gente los fue cogiendo para refrescarse.

Al salir, había unas cestas con pétalos de rosa y los amigos trajeron arroz, tracas y más cosas para tirar. Todo el mundo nos felicitó con mucho amor, hicimos fotos y fuimos al restaurante, que está a 2 kilómetros de mi pueblo.

Cuando llegamos a La Boscana, nosotros fuimos a hacer unas cuantas fotos mientras todos los invitados hacían el aperitivo; luego, fuimos al aperitivo a saludar a todos los invitados y a hacer las fotos por grupos.

Mientras los invitados entraban a la sala, a nosotros y a los fotógrafos y videógrafos nos prepararon un poco de aperitivo.

Entramos a la sala con muchas ganas de disfrutar cada instante, sin vergüenza y con mucha ilusión. Entramos con la canción de El Ciclo de la Vida de El Rey León.

Cada plato lo sacaron con una banda sonora de películas que nos gustan, y cada regalo que dimos entre plato y plato también, toda la música era bandas sonoras.

Los amigos nos hicieron muchas sorpresas (desde 1 mes y medio antes cada semana recibíamos en casa una sorpresa de ellos), y el día de la boda todos los amigos se levantaron con una rosa y empezaron a dar vueltas por la sala, me cogieron a mí y todos se arrodillaron delante mío y me dejaron todas las rosas delante. Luego, me cogieron y me pusieron en medio de un círculo que hicieron todos ellos, y empezaron a bailar y a mantearme, ¡fue un momento precioso!

Toda la boda estuvo llena de momentos. La gente disfrutó y todos quedaron encantados. Todos nos dijeron que no habían ido nunca a ninguna boda como la nuestra, que era insuperable, porque estaba llena de gente joven que dio mucho juego, y nosotros nos dejamos llevar en todos momentos y lo disfrutamos.

Nos pasó el día como en segundos, fue mágico, espectacular, de cine, mejor de lo que esperaba. Para nosotros, ¡fue la mejor boda que podíamos tener!

Repetiría la boda con los ojos cerrados, con la misma gente y sin cambiar ningún detalle, para nosotros, y según todos los invitados, fue una boda inmejorable.