La boda de Pedro y Rocio en Ciudad Rodrigo, Salamanca

El día de nuestra boda

Jamás creíamos que fuera a salir todo tan perfecto. Lo habíamos imaginado millones de veces, pero fue todo aún mejor de lo que imaginábamos. Durante los preparativos se disfruta también muchísimo, cada cosa que haces, que recibes, todo lo que vas planeando y organizando... Es en lo que más nos complicamos y siempre sale todo genial, porque nos preocupamos por cosas que los invitados no saben cómo las tienes preparadas, así que aunque salgan mal nunca se sabrá.

Durante el día de la ceremonia, miles de cosas te pasan por la cabeza, muchas sensaciones y emociones diferentes pero todas espectaculares. Esos nervios previos a llevar a la iglesia, que se te pasan en el momento en el que ves a toda tu gente allí tan contenta y emocionada. Y llegar al cóctel en calesa, acompañada de la persona que compartirá conmigo el resto de su vida…

Todo fue espectacular, la gente estaba encantada y nosotros más aún viendo que todo iba perfecto. Durante la cena, muchos momentos que son difíciles de explicar pero que no olvidaremos nunca. Y para rematar el día, llegar a nuestro baile rodeados de nuestra gente alumbrándonos con bengalas y disfrutando bailando y cantando con todos ellos. ¿Podría haber sido mejor? Os puedo decir que no, fue nuestro día mágico. Día que nunca olvidaremos y quedará en nuestros recuerdos para siempre. Lo volvería a repetir una y mil veces.