La boda de Pablo y Lorena en Campos, Islas Baleares

Llegamos al restaurante, y cuando entramos sonó la música de recién casados, como digo yo. Nos sentamos y comimos entre charla y cachondeo. Vamos a pedir el postre cuando aparece un camarero (también amigo de mis padres), con la "tarta nupcial”, que para nada nos esperábamos. Comimos la tarta que estaba buenísima, y llegan los cafés. Y es ahí cuando siguen las sorpresas. Nuestra peque nos dio una tarjeta y un marco de plata con cristales Swarovski en tonos morados.

Luego, viene mi suegra y mi madre con un paquete grande, mi padre grabando con el móvil. Nuestra sorpresa es un cuadro de nosotros tres como de caricatura. Super chulo. Pero no acabamos, luego nos entregan dos paquetitos, uno para cada uno. Es un corazón de oro, partido por la mitad, en mi mitad la imagen de un hombre y su mitad, la de una mujer. Es el símbolo que yo llevo el corazón de él y él, mi corazón. Me emocioné. Me encantó todo.

Llegamos al domingo. Otra vez el despertador a las 7, ducharse y peinar a mi peque. Hoy es su día, su comunión, esta super nerviosa y yo también. Nos vestimos, me peino y camino a la iglesia. Empieza la misa, dura casi una hora y nos vamos a tomar algo hasta la hora de ir al restaurante. Llegamos al restaurante a las 14. Nos reciben todos aplaudiendo y gritando. Tenía bien colocadas las mariposas y piruletas. Nos empezamos a sentar y a servir el menú. Todo buenísimo. Y bueno, empiezan los "Vivan los novios", "Que se besen".

Después de comer, estamos por la mesas con nuestros invitados y de repente, suena que los novios se dirijan a la pista que empieza nuestro baile. Mi marido es como un palo, así que no íbamos a bailar, pero una prima le dijo que sí o si teníamos que bailar. Nos pusieron "Bailar pegados", y acabaron casi todos alrededor nuestra en círculo. Hubo una animadora para los niños y se lo pasaron pipa. Con juegos, pintacaras y magia. Todo muy sencillo y familiar. Nosotros estamos super contentos de cómo salió todo.