La boda de Pablo y Aida en Picassent, Valencia

Lo primero que diseñamos fueron las invitaciones, de la mano de Fimau. Éstas simulaban una tarjeta de embarque de avión, en la que el invitado era el pasajero. De hecho, era una funda portadocumentos, que dentro tenía una tarjeta de embarque, un mapa de cómo llegar al lugar de la celebración, y una tarjeta de crédito con el número de cuenta. Además, la idea era que la invitación tuviera utilidad, ya que la funda la pueden usar los invitados para sus viajes.

El seating también estaba relacionado con viajar. Fue un mapamundi grande, en el que cada mesa de invitados estaba ubicada en algún lugar del mundo al que habíamos viajado: Bali, Punta Cana, Roma, Noruega, Kuala Lumpur… Y, por supuesto, cada mesa tenía un mesero de madera con el nombre de estos lugares.

Una semana antes de la boda, Pablo y yo hicimos una pequeña locura: ¡hacernos un tatuaje! Sin pensárnoslo mucho, decidimos tatuarnos los dos juntos el logotipo de la boda en el brazo, que después enseñamos en un vídeo durante el banquete. ¡Los invitados se quedaron con la boca abierta!

Nos casamos por lo civil en Masía Niñerola (Picassent). Nos encantó el sitio por la combinación entre naturaleza, estilo rústico y su salón industrial. Teníamos claro que queríamos una decoración estilo boho que fuera diferente y original, por todos los rincones de la masía. Especialmente la ceremonia se decoró con un círculo de hojas de pampa combinadas con eucalipto, alfombras de rafia, y detalles de vidrio verdoso, ubicada al aire libre y rodeada de olivos. Para todo ello confiamos en Jardín & Co.

Queríamos una ceremonia muy personal, a la vez que divertida y emotiva. Por eso, elegimos a la hermana de Pablo como nuestra maestra de ceremonias. También nos dirigieron unas palabras y contaron algunas anécdotas, que nos hicieron reír y llorar, nuestras madres, mi hermana, mi mejor amiga, el mejor amigo de Pablo y su primo. La sorpresa fue cuando en el momento apareció la sobrina de Pablo, que tenía casi dos años, montada en un coche teledirigido trayendo los anillos. ¡La gente no se pudo reír más!

Luego, Pablo y yo nos hicimos una sesión de fotos con Diego de Rando, aprovechando la decoración y utilizando antorchas de humo de diferentes colores. Mientras, nuestros invitados disfrutaron del cóctel de Catering Noray en medio de una pinada preciosa. Al terminar la sesión de fotos, nos unimos al cóctel y, antes de nuestra entrada al banquete, quisimos sorprender a los invitados con un vídeo protagonizado por nosotros, sobre una pequeña historia de humor que reflejaba cómo éramos cada uno. ¡Desde fuera oíamos las carcajadas de los invitados!

En el banquete no faltaron algunos detalles, como los marcasitios con el nombre de cada uno de los invitados, y algunos regalos especiales para familiares y amigos/as. Además, también pusimos alpargatas para que las chicas pudieran seguir bailando durante toda la fiesta sin dolor de pies.

Uno de los momentos más especiales fue cuando sonó una canción titulada: Juntos, el mejor destino, que le había compuesto a Pablo por sorpresa con la empresa tuGramola. Se trataba de una canción que contaba nuestra historia de amor, y que cada invitado tenía escrita en un papel para poder cantarla, y formar parte de ese momento tan mágico. Mi marido se emocionó muchísimo con la sorpresa.

Durante el postre, los invitados se sorprendieron al ver que: ¡había un bingo! Los padrinos, en lugar de dar un detalle a cada invitado, hicieron un bingo en el que se sorteó una experiencia para quien ganara la línea, espeleokayak en un río subterráneo, y un viaje sorpresa, con vuelo y hotel incluido, para el ganador del bingo. El premio para el resto de invitados fue la emoción del momento.

Antes de empezar con la fiesta, fue el momento de nuestro baile, que habíamos ensayado durante 3 meses con Centro de actividades dirigidas Una+. Pero no fue un baile cualquiera, sino que sonaron tres canciones con estilos totalmente diferentes. Primero, la canción romántica de Photograph de Ed Sheeran; luego, más ritmo con Con Altura de Rosalía y, por último, bailamos shuffle con la canción Delirious de Steve Aoki y Chris Lorenzo. Lo que más sorprendió a los invitados fue la soltura que tenía Pablo para bailar, ya que no es uno de sus fuertes. Mientras, todo el mundo tenía bengalas en la mano que iluminaban el baile.

Tenía claro que quería un vestido diferente, cómodo, y que me hiciera sentir muy yo. Lo encontré en la tienda Blanco de Novia de Madrid, del diseñador Ramón Herrerías. Mi vestido es todo de plumeti, con escote en forma de V por delante y por detrás. La falda es de tul y con transparencias. Lo combiné con dos coronas distintas de Grace by Kike: una blanca de plumas para la ceremonia y banquete, y una roja de flores para el baile. Además, llevaba las uñas pintadas de color rojo a conjunto de los labios. En cuanto a la joyería, llevé unos pendientes dorados en forma de aro de Aristocrazy.

Durante la boda, llevé tres pares de zapatos distintos. En la ceremonia lucí unas sandalias de tacón de Michael Kors de color dorado, en el baile me puse unas sandalias con plataforma también de Michael Kors y, para aguantar todo el baile, me atreví con unas Converse de corte alto blancas.

Pablo iba guapísimo. Eligió un traje semi-chaqué de color azul marino con cuadros discretos más claritos y chaleco con el mismo estampado, que conjunté con una corbata color burdeos con topos blancos. Lo compró en la tienda Penhalta (Valencia).

Nuestro viaje de novios lo teníamos bastante claro. ¡Queríamos hacer un safari! Y para ello elegimos Kenia, y luego lo completamos con unos días de playa y relax en la isla tanzana de Zanzíbar. Fue un viaje espectacular… La agencia encargada de organizarlo fue Viajes Etnias.