La boda de Moises y Ana en El Bruc, Barcelona

El día de nuestra boda

Todo comenzó a las 5:30 de la mañana cuando mi cuñada y yo nos levantamos para ir a la “pelu”, esa noche no dormí nada porque tenía la cabeza llena de rulos. Sobre las 10 llegué a casa de mi madre, ya estaba la portería adornada y toda la familia vestida. Mi padre murió hace 4 años, así que imaginaros como estaban las emociones, a flor de piel.

Llegaron los fotógrafos y me puse mi vestido, me veía guapísima y la sonrisa no se me borraba de la cara, estaba feliz, por fin era mi día.

Después de tantas fotos, de que mi padrino me leyera el poema y me entregara el ramo, mi tío me cogió y nos fuimos a la calle, que estaba llena de gente y me sentía como una famosilla.

Llegamos al palacete y cuando fui entrando por el pasillo hacia donde estaba mi futuro, la sonrisa se me duplicó, estaba tan feliz que me dolía hasta la mandíbula. Los invitados me decían lo guapa que estaba y mi futuro marido estaba mirándome como alucinado y se le caía alguna lagrimilla.

La ceremonia fue preciosa ya que nos leyeron mi sobrina y un amigo íntimo unas palabras que ellos mismos hicieron.