La boda de Marcos y Cristina en Vilafranca De Bonany, Islas Baleares

Nos ubicaron en una suite nupcial con jacuzzi (que ayudó a relajarnos de las últimas semanas de tensión) y esa noche bailamos, hablamos de todo lo que habíamos pasado juntos en nuestros 10 años de noviazgo e imaginábamos cómo iba a ser nuestro día.

El día B empezó con la última gestión, ir a recoger la tarta de bodas a INCA (Forn de Sant Francesc, ¡la mejor elección!). Luego llegó nuestra wedding planner (Noelia Román) y empezó a colocar todo cómo habíamos pautado. Al rato llegaron nuestras familias más cercanas que se alojaban en el hotel y ya nos separamos. Ella recibió a su maquilladora y peluquera, sus damitas, mi suegra y otras mujeres de la familia también se peinaron y maquillaron y mientras yo disfrutaba con mis sobrinos...

Si os digo la verdad, fue un día muy tranquilo...Llevábamos mucho tiempo preparándolo pero tantos buenos amigos que habían pasado por la experiencia nos habían dicho que dejáramos los nervios atrás y que disfrutáramos porque pasa volando que lo habíamos interiorizado... ¿Qué podía salir mal? ¿Que un botecito que habíamos hecho a mano no estuviera en el centímetro exacto que habíamos dicho? Había que disfrutarlo, dedicarnos a nuestra gente y sobre todo aprovechar cada segundo.

A unas horas del inicio llegó Alejandro Crespí (nuestro fotógrafo). Realizó las fotos mientras yo me preparaba y luego visitó a Cristina.

Para cuando me quise dar cuenta, estaba llorando de emoción con un reloj muy especial que me trajo una de nuestras damitas (Laura) de parte de mi futura mujer...con una notita muy especial que firmaba con un "no llegues tarde..." ¡aún ahora me emociono escribiéndolo!

Una vez vestido, es como cuando quieres algo con todas tus ganas, no cabía en mí. Necesitaba ir a recibir a nuestros invitados y hacerles disfrutar, dejarlos que fluyeran por todo ese camino de emociones y sensaciones que habíamos preparado...

Empezó la recepción, le daba vueltas en la cabeza a como estaría ella. Qué tal se vería en el altar de mi mano a punto de casarnos....Brindaba con los invitados que llegaban y les invitaba a pasar a la ceremonia en el jardín de Sa Franquesa y con una puesta de sol preciosa que habíamos calculado tendría lugar para cuando nos diéramos el sí quiero...

El resto, queda para nosotros. Sin duda, el momento más especial de nuestra vida. Ahí empezó nuestro viaje, el viaje de nuestras vidas.

Gracias a todos los que lo hicisteis posible. Por vuestro profesionalismo, por vuestra entrega y sobre todo por vuestra cercanía. Gracias por hacer de ese día el día más especial de nuestras vidas.