La boda de Marcel y Laura en Olerdola, Barcelona
En el campo Verano Dorado 1 profesionales
M&L
21 Jun, 2013El día de nuestra boda
El día de mí boda empezó como un día más de mí vida cotidiana. El motivo, no queríamos hacer una boda tradicional, así que decidimos romper con el protocolo. Aun así fue uno de los días más bonitos de mí vida.
Todo empezó cuando me levanté. No era consciente de que iba a casarme esa misma tarde. Preparé el desayuno, nos lo tomamos tranquilamente en la terraza, me di una ducha, me vestí y fui a la peluquería. Mientras me peinaban, llegó el chico de la floristería para entregarme el ramo de novia junto con mi padre, en ese momento me emocioné muchísimo, allí realmente fue cuando me di cuenta de lo que estaba pasando. ¡Era el día de mí boda! Estaba feliz y triste al mismo tiempo, fue una sensación muy extraña. No sé si os ha pasado alguna vez, pero así es como me sentí.
Cuando terminé, mis padres y mi futuro marido estaban esperándome en el coche para llevarnos a la Masía Segarrulls, lugar donde celebré el evento. Cuando me vieron toda peinada y maquillada solo se les ocurrió decirme que parecía una princesa salida de un cuento, y eso que me faltaba el vestido.
Seguir leyendo »Tardamos una hora en llegar a la masía, era un viernes en hora punta en plena autopista, así que cogimos un poco de atasco. Yo ya me estaba poniendo nerviosa, pensaba que iban a llegar los invitados antes que los novios.
Al llegar ya había algún invitado por la masía, el típico que tiene miedo a perderse y llegar tarde, allí estaba, dos horas antes de la celebración.
Llegó el momento de vestirnos, mi madre nos ayudó a ambos. De mientras, los fotógrafos inmortalizaban el momento.
Una vez listos, nos miramos y nos echamos a reír, supongo que estábamos muy nerviosos y solo con esa mirada hubo suficiente para decirnos todo. Él estaba guapísimo, era todo un caballero y yo estaba preciosa, como una princesa. Fue un momento muy tierno. Nos cogimos de la mano y nos montamos en un coche de caballos que nos estaba esperando en la puerta para llevarnos al castillo, donde íbamos a hacernos las fotografías. Los caballos eran preciosos, negros con sus adornos medievales, parecían sacados de una película medieval.
El momento de las fotografías fue precioso, al principio estábamos muy tensos, pero nos fuimos relajando y lo disfrutamos muchísimo. Fue nuestro momento, el más íntimo del día.
Cuando ya terminamos la sesión de fotografías, volvimos a la masía con el coche de caballos. Todos los invitados estaban esperándonos en la masía, en el lugar donde se iba a realizar la ceremonia. Sentados en asientos de paja, mientras todo un camino de rosas rojas llevaba hasta el camino al altar todo muy temático, el escenario era precioso. La madre de mi futuro marido esperaba para llevarlo al altar. Mi padre me ayudó a bajar del coche de caballos y me llevó hasta el altar, entregándome, dándome un fuerte beso en la mejilla. Fue un momento muy emotivo.
La ceremonia fue muy romántica y divertida a la vez. Els Joglars de la Bota hicieron un papel increíble. Y la parte de la ceremonia que más sorprendió fue la entrega de los anillos. Un águila nos los trajo volando y luego se fue de la misma manera, dejando a los invitados con la boca abierta.
Una vez casados, pasamos al aperitivo. Hicimos un brindis con nuestros invitados, y llegó la hora de los besos, abrazos, fotos, etc. Todo el mundo estaba muy contento. Els Joglars de la Bota estuvieron actuando en todo momento, haciendo reír a la gente, cantando, bailando, haciendo malabares.
Pasamos a la cena. Las mesas estaban colocadas en dos largas filas paralelas, la mesa de los novios y padres presidiendo ambas mesas al final. Todo estaba ambientado a la perfección. Los platos eran panes abiertos, el vino y el agua se servía en jarras, realmente había un ambiente medieval único. Fue un día mágico.
Durante la cena hubo más espectáculos, donde la gente participaba, es más, terminamos con un brindis donde acabamos cantando todos juntos. Fue muy divertido.
Al final de la cena salimos todos al jardín a hacer juegos medievales. Habíamos escogido a ocho parejas, futuros novios, para que se ganaran los muñecos de novios en duelos. Las dos parejas ganadoras se los llevaron. No eran unos novios cualquiera. Estaban hechos de goma eva, eran personalizados, nos los había hecho una amiga con todo el cariño, iban vestidos igual que nosotros. Preciosos. Al terminar empezó la discoteca. Els Joglars de la Bota se despidieron con un espectáculo de fuego, dejando huella a todos los invitados. Aún es el día en que me encuentro con algún amigo o familiar y me recuerda lo mucho que disfrutó en nuestra boda. Fue muy divertida y especial, fue toda una fiesta, que es en lo que consistía.
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