La boda de Koldo y Raquel en Vitoria-gasteiz, Álava

El día de nuestra boda

El novio se olvidó las alianzas y yo el ramo, así que tuve que hacer 2 viajes y llegué un poco tarde... Lo bueno se hace esperar. Encontrar a la gente que más quiero, todos guapísimos y sonrientes esperándome fue abrumador. ¡Y ver al novio! Estaba más guapo que nunca, su mejor sonrisa fue la que puso al verme, sin duda alguna. Mi hermano pequeño (de 8 años) nos entregó las alianzas, el pobre parecía un maniquí. Nos casó el alcalde y puso la canción que habíamos elegido mientras firmábamos, fue mágico. Ahora es nuestra canción... A la salida del ayuntamiento nos bailaron un aurresku y nos hicieron pasillo con arcos y espadas, me temblaban hasta los pololos. ¿Sabéis lo que es eso para un vasco?

Muchos besos, abrazos, lágrimas y fotos después fuimos al cóctel y posterior comida. Recuerdo las reacciones de los invitados al dar los detalles. Decidimos coger el “regalo azul” de Unicef y al ser un sobre se miraban unos a otros desconcertados. Al abrirlo y saber qué era incluso a algunos se les cayeron unas lagrimillas... Me encantó que entendieran que eso era más importante y valioso que una vulgar figurita o espejo y puro... Me entusiasmó ver que se emocionaban tanto cómo yo cuando nos decidimos por ello. Estamos rodeados de gente maravillosa. Un menú delicioso, más fotos, más besos y abrazos, retos y bromas de amigos y vino, mucho vino después, al baile.