La boda de Kike y Diana en Barcelona, Barcelona
Al aire libre Primavera Morado 5 profesionales
K&D
15 May, 2021El día de nuestra boda
Kike y yo nos conocimos hace algo más de 17 años, pero no, no hemos estado juntos desde entonces.
Nos conocimos una noche de abril de 2004, cuando su primo, uno de mis mejores amigos, nos presentó. Digamos que decidimos juntar a mi grupo de chicas con los primos 'pimax' (pilladores máximos que se hacían llamar, pobrecitos míos).
Nunca me he explicado, en cualquier caso, porque nos conocimos tan tarde, siendo vecinos de manzana de toda la vida, y habiendo nacido en el 83 y 84 respectivamente y con vidas paralelas. Supongo que el destino tiene derroteros que nunca se muestran despejados.
En fin, que me voy por las ramas, pero quería haceros esta pequeña introducción porque aquella relación duró lo que la madurez de sus protagonistas: hasta la 2a edición (casi 2 años de divertidos recuerdos y de emociones a flor de piel), pero terminó. Y cada uno siguió su camino, uno tomó el camino de la izquierda, el otro el de la derecha, olvidándose, claro, de que el mundo es redondo.
Seguir leyendo »Y así fue como en 2018, su primo (mi amigo) decidió casarse, y una cosa llevó a la otra. Hasta el pasado 15 de mayo, en el que Kike y yo nos casamos en la Basílica del Sagrado Corazón del Tibidabo de Barcelona.
De hecho, la boda la montamos entre enero y febrero de este año, en plena pandemia. No queríamos posponerla, y decidimos ir para adelante, atendiendo a las restricciones y como se pudiera. Porque, al final, la vida no se puede paralizar y hay que adaptarse a cada situación. Decidimos hacer una boda reducida, con 60 invitados (aunque estuvimos valorando hacerla íntima, solo con la familia directa y nuestros mejores amigos de testigos).
Tal y como estaban las cosas, y con todas las restricciones y limitaciones de aforo, queríamos que fuera especial y, sobre todo, al aire libre. Por eso, poner a Barcelona bajo nuestros pies, casándonos en el Templo del Sagrado Corazón del Tibidabo, justo tras la finalización del estado de alarma.
No pudimos pedir más, nuestras expectativas no eran muy altas y, de hecho, teníamos todos los ingredientes para el fracaso más absoluto y, sin embargo, ni en nuestros mejores sueños pudimos imaginarnos una boda mejor. Las flores que preparó Judith Jordà fueron maravillosas: centros verticales de lilium blanco y paniculata en el altar de la iglesia y ramilletes de paniculata con cintas de saco en los bancos del breve pasillo que recorrí hasta llegar al altar, vestida por Pronovias a través del Atelier de Novias de Esplugues (un lugar enormemente recomendable para encontrar vestidazos a un precio muy asequible).
Nos casó el rector del Templo del Tibidabo, el pare Rius que debo decir que nos dedicó una homilía preciosa sobre el amor. Al salir de la iglesia, las pompas de jabón y los pétalos de rosas nos envolvieron o, más bien, nos empaparon de sensaciones de agradecimiento y felicidad inmensos, porque nadie se quiso perder el estar a nuestro lado ese día.
Gisel Corbo no dejó de inmortalizar cada uno de nuestros pasos, sin tener que posar en ningún momento. Capturó toda la naturalidad que se desprendió ese día y sé que, en ella, desde ahora, tengo a una fotógrafa para toda la vida.
Después del enlace, nos dirigimos al Xalet de Montjuic, nosotros en coche y la mayoría de los invitados con Molist Autocares (gestión fácil y puntual).
¡No podéis imaginaros nuestras caras cuando el DJ de Serveis M2J empezó a reproducir Accidentally in love para hacer nuestra entrada a la terraza de Barcelona'! Sí, la terraza más impresionante que existe en Barcelona para cualquier tipo de celebración. Los empleados del Xalet, junto a Elena, se habían ocupado de hasta el más mínimo detalle, y seguimos sin tener palabras de agradecimiento suficiente para todo lo que disfrutamos ese día. El aperitivo fue en la terraza y el convite en las mesas que se encuentran en la parte de la carpa, aunque todo quedó abierto para evitar lugares cerrados y, la verdad, se agradecía la sombra y la brisa ese día.
Tras finalizar el espectacular evento en el Xalet, y dada la fecha de nuestra celebración (primer fin de semana tras la relajación de las restricciones), el jueves anterior decidimos reservar un espacio en Salts para acabar con unas copas, un resopón y Barcelona a nuestros pies.
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