La boda de Juan Manuel y Almudena en Vigo, Pontevedra

Llegó la hora de ir hacia la iglesia, el tiempo, aun siendo octubre, fue impresionante, un día de calor espléndido y con una luz que hacía ponerme más feliz.

En el momento de la entrada a la iglesia un poquito de ánimo a los “peques” y fuera sus nervios. Ahora comenzaba la andada hasta encontrarme con quien amo desde hace ya años. Fue un momento mágico y especial. Teníamos una música de fondo de unos amigos (trompeta y piano profesionales) que pusieron la guinda que faltaba a nuestro momento.

Cada parte del acto religioso fue estupendo, el sacerdote nos ayudó mucho e hizo que fuese muy amena, y como no los niños haciendo trastadas también nos hacían gracia a los mayores. Cada momento fue único y especial y no podíamos dejar de mirarnos como si fuésemos una pareja recién conocida.

¡Llegó el momento arroz y vivan los novios! Nosotros decidimos no realizar muchas fotos antes de los pinchos, solo con las familias, ya que así podíamos disfrutar de todo en el restaurante y hacer las fotos en la postboda.

Bueno llegó el momento de la entrada y quisimos hacerlo muy personal, así que yo brinde con una tónica que suelo tomar de mandarina y Juan con un botellín de Estrella Galicia y como no con The Final countdown, para comenzar bien el ambiente.

Y de ahí al final de la boda, todo fueron emociones, fotos, diversión, rock ochentero y momentos inolvidables. Para nosotros una boda perfecta, llena de mucho amor, y sobre todo arropados por muchos muchos niños, porque al final todos tenemos uno dentro y hay que sacarlo de vez en cuando y ponernos con ellos a disfrutar. Fue genial, maravilloso y lleno de amor.