La boda de Juan y Leticia en Granada, Granada
Al aire libre Verano Azul 6 profesionales
J&L
28 Jul, 2018El día de nuestra boda
El día de mi boda fue sin más... ¡maravilloso! No quería madrugar mucho porque puesto que la noche anterior habíamos tenido una celebración "preboda" y el peluquero y la maquilladora no llegaban hasta las 3 de la tarde... pensé: "quiero aprovechar y dormir y así tengo buena cara”.
Me despertó mi hermana a las 9:30 de la mañana con una bonita sonrisa y diciéndome que había preparado un desayuno con todos los primos en casa y fue escuchar que ya había movimiento de gente en casa y supe que no iba a poder parar quieta ni un solo momento, curiosamente no estaba nerviosa. Mi chico durmió en el hotel con el resto de invitados y su familia, y yo dormí en casa con mis padres y claro... como todo el mundo venía de fuera, nos dedicamos a hacer de "acompañantes" toda la mañana, que si vamos a desayunar, ahora a acompañar a la abuela a la peluquería, luego fui a ver cómo peinaban a mi suegra y a mi cuñada y puesto que era todo en el mismo barrio, hasta incluso me encontré con mi chico que iba a comprar con su padre porque habían decidido comprar mini puritos para todos los invitados y repartirlos durante la barra libre. Como veréis... ¡hasta el último momento estuvieron pensando en regalitos, me encanta!
Seguir leyendo »Entre tanto teje maneje, llegaron las 2 de la tarde y se me había olvidado que tenía que comer y ahí estuvo el sabio de mi padre que me dijo: "hija come, que te veo muy tranquila, pero luego ya verás...", y eso hice, me planté en la recepción del hotel y le pedí al camarero un sándwich con patatas fritas y ahí estaba yo, sola, pensando en mis últimos momentos como soltera, disfrutando del silencio de no hablar con nadie, confieso que hasta incluso me aburrí, hasta que aparecieron mis 10 primos y se sentaron a mi alrededor, mirándome y recordando cosas de nuestra infancia... la verdad es que fue un momento increíble y allí sentada esperé hasta las 3 de la tarde que llegó mi maquilladora y amiga y la subí a la habitación para que, por fin, empezáramos con todo... Al rato llegó el peluquero y cuando mi hermana llegó de su peluquería nos sentamos las dos, una al lado de la otra y nos pusimos manos a la obra. A ella la maquillaban y a mí me peinaban y entre risas y ya sí que sí, un poco de nervios, intercambiamos papeles y llegó el fotógrafo.
Nos hicimos las fotos de rigor, mientras nos terminábamos de preparar, entregué los regalitos a mis testigos, entre lágrimas, besos y abrazos, hasta que todo el mundo tenía que irse a la puerta del hotel a coger el autobús que los llevaba al recinto y mis padres y mis suegros cogieron un taxi para adelantarse y darles la bienvenida (pedí quedarme sola en el hotel con uno de mis primos que me hizo de chófer), hasta que llegó la hora de subirme al coche y salir hacia el sitio donde se celebraría la boda. A modo de anécdota, para que a pesar de ser todo maravilloso, también suceden esas pequeñas cosas que nos encogen el corazón diré que, al subir al coche, se encendió la luz de los frenos y tardamos como 20 minutos en llegar porque creíamos que nos iba a fallar el coche y ahí sí que me puse nerviosa como nunca.
Llegué a la finca y allí estaban mi padre, mi hermana y mi primo pequeño que era mi paje, me abrieron la puerta del coche y cuando vi a mi primillo con 5 años emocionado, con la lagrimilla que se le caía, mirándome y diciéndome que parecía una princesa, dije: "¡esto es de verdad!", así que cogí a mi padre del brazo (casi le corto la circulación) y cuando empecé a escuchar mi música de entrada... comenzamos a andar y ahí ya que sí me temblaron las piernas. Recuerdo que no paraba de suspirar y de contener las lágrimas, cuando vi a todo el mundo a ambos lados de la alfombra roja y ya miré al fondo y allí estaba: el novio más guapo, increíble y maravilloso de la tierra, emocionadito perdido, mirándome fijamente a los ojos. Esto era algo que siempre me habían dicho y que pensé que no iba a ser capaz de hacer… mirarlo a los ojos durante todo el recorrido y vaya que si lo hicimos... ¡vaya par!
La ceremonia fue mucho mejor de lo que esperábamos... la oficiaron dos amigos nuestros a los cuales les habíamos dado previamente un discurso, pero lo habían cambiado todo a nuestras espaldas y la verdad es que no voy a cansarme nunca de darles las gracias, porque no pudieron hacerlo mejor y más bonito, fue una ceremonia preciosa. Casi todo el mundo se emocionó, nos dedicaron palabras preciosas, tanto nuestros amigos, como nuestros familiares y el intercambio de los votos fue maravilloso. El simple hecho de estar juntos y ver cómo iba sucediendo todo hizo que dejáramos de estar nerviosos y disfrutáramos al 100%.
Cuando acabamos nos fuimos con los fotógrafos a un ladito de la finca mientras que empezaba el cóctel, pero no hicimos muchas fotos porque lo que verdaderamente queríamos era estar con nuestros invitados y hacernos muchas fotos de grupo y así fue... ¡tenemos unas fotos increíbles! ¡Eso sí, ni vimos a los chicos de la orquesta de jazz que contratamos para el cóctel, ni comimos nada! Estábamos como locos por entrar a la cena.
Nuestra cena fue muy especial, puesto que cada una de nuestras mesas llevaba el nombre de una canción. Hicimos un remix con el estribillo de cada una de ellas y lo pusieron al entrar nosotros al lugar de la cena y así íbamos mesa por mesa haciendo que todos los invitados se levantaran y bailaran con nosotros el estribillo hasta que sonara la otra, que nos íbamos a otra mesa, así hasta que llegamos a la mesa presidencial donde bailamos con nuestros padres y, aunque perdimos mucho tiempo por el número de mesas que teníamos, fue algo que se nos agradeció muchísimo ya que fue ese pequeño ratito que compartimos con cada uno de los invitados a nuestra boda. Fue emocionante, muy personal y muy divertido.
Toda la cena fue sobre ruedas, entrega de detalles, del ramo y de los regalitos a los invitados, antes de abrir la barra libre, nuestros fotógrafos nos hicieron un Same Day Edit que proyectaron allí antes de que nos levantáramos de la cena con un pequeño resumen de lo que habían grabado hasta la ceremonia y a todo el mundo le encantó. Abrimos el baile con nuestra canción que la acabamos en un remix de Grease, iluminados con las bengalas que se habían repartido.
Y de la barra libre... ¡qué decir! ¡Nuestro DJ se lo curró muchísimo, la gente estaba entregadísima, tanto que cuando llegó el momento de salida del primer autobús, nos llamó el chico del bus diciendo que estaba vacío, que no se iba! Así que le dijimos… pues quédate y así cuando la fiesta acabe, en lugar de dos buses que habíamos preparado, ¡que salgan tres! Como podéis observar, hasta en el último momento estuvimos contratando servicios para que todos estuvieran muy a gusto y eso nuestros invitados lo notaron porque nos entregamos nosotros y se entregaron ellos.
Mi marido y yo estuvimos nerviosos únicamente en la ceremonia y después disfrutamos tanto de toda la boda, que tenemos un recuerdo supervivo, real, feliz, emocionante y de verdad... ¡realmente maravilloso!
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