La boda de Jose y Marta en Cádiz, Cádiz
Al aire libre Verano Rosa 6 profesionales
J&M
22 Sep, 2018El día de nuestra boda
Definitivamente inolvidable.
Nunca pensamos que podría ser tan perfecto y divertido como fue. Lo primero de todo, hay que asumir una cosa: no todo saldrá tal y como lo habías programado (¡suele salir mejor!). Hemos de ser conscientes de que son millones de detallitos estupendos y que es muy difícil que todo salga a la perfección pero, precisamente por ser tantos, no hay que preocuparse de nada... La mayoría salen, y los que no... Nosotros al menos nos dimos cuenta después de la boda, ¡así que no fue para tanto!
En nuestro caso la boda era civil, en la terraza de la 7ª planta del Parador Hotel Atlántico de Cádiz, oficiada por uno de nuestros mejores amigos. Un sueño. El único problema es que la boda fue tan gaditana, que el levante no quiso faltar y engorronó un poquito la entrada de la novia... ¡Pero más nos reímos! La música corrió a cargo de un pianista amigo nuestro y una violinista, con temas escogidos por nosotros: "Here, there and everywhere" de The Beatles, "Moon River", "Love of my life" de Queen... ¡Impresionante!
Seguir leyendo »El sitio era espectacular, con la puesta de sol, toda nuestra familia y amigos riendo y emocionándose con nosotros... Inolvidable ceremonia.
Tras ello, nos hicimos algunas fotos en la misma terraza y por el paseo del Parador, todo muy desenfadado y natural (¡gracias Guille Perea y a su equipazo por hacernos todo tan fácil a la hora de las fotos y video!). ¡Y muy rápido! Que estábamos deseando irnos al aperitivo a disfrutarlo con toda nuestra gente.
Para el aperitivo contratamos a un saxofonista (Juan Sax, de Jerez, ¡millones de gracias!), que fue de las mejores decisiones que tomamos para la boda. La gente alucinó y el ambiente era perfecto: a medio camino entre el relax de un aperitivo y musiquita animada que incluso invitaba a un bailecito. ¡Estupendo!
En nuestro caso, decidimos hacer el aperitivo largo, de una hora y media aproximadamente, con 13 aperitivos y tres estaciones: jamón, queso y chacinas. La gente quedó encantada, tanto por la cantidad, como por la calidad.
Un detalle importante a tener en cuenta es que los novios estuvimos superatendidos en todo momento por los camareros del Parador, especialmente por el maitre (Fracisco), que nos perseguía para que comiésemos. No obstante, ese día a mí al menos no me entraba nada de nada, ¡y mira que todo estaba riquísimo!
Al terminar, los invitados fueron entrando al salón y seguidamente entramos nosotros con la canción "Don't stop me now" de Queen, bailando como locos mientras los invitados agitaban un globo que habíamos colocado en cada plato junto a una tarjeta que ponía "hínchame y agítame cuando entren los novios". ¡Quedó genial!
Al ser un aperitivo largo, la cena fue un sorbete, un plato único y el postre. Y menos mal, porque la gente estaba que no podía más. Nuestra idea era estar el mínimo tiempo sentados, para que no se hiciera larga la cena y pasar prontito a la fiesta.
Ese momento lo aprovechamos para darles los regalitos a los padres (vino para ellos, flores para ellas y una foto de la boda para los dos) y al amigo que ofició la boda (un tocadiscos y un vinilo de The Beatles). Igualmente, al ser el cumple de uno de nuestros sobrinos, le pusimos el cumpleaños feliz y le entregamos una bandita de "Feliz Cumple" y un globo gigante con un 9.
Por último, pasamos a la entrega de los detallitos a los invitados. En nuestro caso, fueron tarjetas de Juegaterapia en las que se explicaba que habíamos realizado una donación, las cuales estaban dedicadas a mano por los dos para cada uno de los invitados. La verdad es que resultó un detalle muy emotivo que la gente agradeció muchísimo más de lo que nos podíamos esperar.
¡Y la fiesta! Lo más engorroso que recuerdo fue el momento de recoger la cola al vestido... ¡Que no había manera con tantas capas! Y yo no estaba para perder el tiempo... Así que cogí una goma del pelo y ahí que me recogí el vestido, ¡hippie total! ¡Y a bailar!
En un principio pensamos en bailar "Perfect" de Ed Sheeran, pero finalmente cambiamos por un swing "Crazy little thing call love", de Queen. Lo pasamos en grande, tanto ensayando, como en el momento de la verdad.
Y a partir de ahí todo son risas, saltos, copas, besos y bailes. ¡Borrachos de felicidad! Gracias a nuestro DJ Pablo Magallanes por hacerlo todo tan fácil.
Sabemos que la gente se lo pasó en grande, tanto los mayores, como los jóvenes, y era una de las cosas más importantes para nosotros.
En definitiva, un día inolvidable que no es que pase rápido, es que te gustaría que durase más y más y más... ¡Que no terminase nunca!
Pero no os preocupéis... ¡Luego viene el viaje! En nuestro caso, recién llegados de Dubái y Maldivas... ¡Inolvidable!
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