La boda de José Juan y Marina en Málaga, Málaga

A partir de ahí todo fue rodado, mientras mis hermanos se arreglaban me iban peinando y maquillando.

Una vez lista, me puse mi impresionante vestido con ayuda de mi madre, no sé describir lo que sentía en ese momento. Después entre fotos y risas llegó el momento en que mi padre me dedicó unas palabras preciosas y me bendijo, para que empezara con buen pie mi nueva vida.

Me recogieron mis tíos en un cochazo y llegué al templo. En la puerta de la parroquia san Patricio me esperaba él, guapísimo como nunca y entramos juntos agarrados de nuestros padrinos para continuar la aventura.

La celebración fue preciosa, justo como la habíamos preparado. La gente que habló, las lecturas, los cantos, la bendición de los novios... Se me ponen los pelos de punta al recordarlo. También muy emotivo al recordar a mi suegra, que había fallecido meses antes, y a la que echamos mucho de menos.

Y, después de todo, ¡nos casamos! (con metedura de pata mía incluida que me equivoqué un par de veces durante el rito)

¡Qué felices estábamos!

Tras la lluvia de arroz, fuimos a la Alcazaba a hacernos algunas fotos y al tiovivo del muelle 1.

Cuando llegamos al hotel Elimar todos nos esperaban muy contentos y empezaron las felicitaciones, los abrazos y los "manteos".

La cena fue perfecta, todos disfrutamos mucho, yo no probé bocado, no podía estar sentada más de un minuto, quería estar con todos mis invitados.

Momentos muy emotivos como la tarta, la entrega del ramo a mi hermana (al son de "Con solo una sonrisa") y el esperado baile de los novios. La canción era una sorpresa para mí, la había elegido mi marido, "La promesa", de Melendi. Creo que nadie se quedó sin llorar. En ese momento era como si estuviéramos solos en el salón, fue precioso.

Después con nuestros padrinos bailamos el pasodoble "La morena de mi copla". Todos nuestros hermanos se unieron en ese momento y fue muy divertido.

Por último, la gran fiesta. Fuente de chocolate, copas, mojitos, chuches y, para empezar el baile "Escuela de calor".

Irrepetible. Inmejorable. No cambiaría nada y me casaría una vez al año.

Ahora, que ya mismo es nuestro primer aniversario, recuerdo todo al detalle, me emociono y veo lo felices que somos.

Doy gracias a Dios y a todos los que hicieron de ese día algo especial.