La boda de José y Jessica en L' Hospitalet De Llobregat, Barcelona

Y desde la maquilladora y peluquera con el fotógrafo y el de video a más el restaurante todo fluyó sin más, no faltó nada, nos lo pasemos genial, la música mejor de lo que había pensado en la fiesta.

Pudimos los novios picotear, comer, postre y de todo, cosa que todos los novios se quejan de que no pueden.

En la iglesia, lo único que no me gustó, aunque ese día nos se me dio porque "me daba igual todo", o sea que todo me parecía bien ese día, pero en verdad no me gustó, fue el cura. Iba con su librito de lo que tenía que decir y se atascó varias veces buscando el qué. Y el micrófono se le apagó y no sabía cómo coger las arras porque le faltaban manos con el librito y el micrófono. Pero en fin, ese día supongo que yo estaba tan feliz que todo eso me dio igual. Espero que el video y las fotos salga toda la ceremonia bien y no se notara mucho eso. Aparte, también decir que el cura hizo entrar a mi ya esposo primero cuando yo no estaba ni lista, y puso mi canción a sonar y aún no estaba ni en la puerta. Eso sí me fastidió un poco incluso ese día.

El restaurante fue como en casa, todo fluyó. También comía, bebía, bailábamos, que si hablábamos, la tarta, los regalos, el baile. Nos faltó una hora más al menos de baile, pero no podíamos cogerla... Nos lo estábamos pasando genial, mejor de lo que podía haber imaginado.

Tanto miedo que tenía a que me pisaran el vestido al bailar y me lo pisaban más al simplemente caminar. Bailé de todo, con un vestido corte princesa... flamenco, rumba, salsa, vueltas... Que si para un lado, para el otro, y mi vestido no estorbaba, me lo cogía bien y listo. Quién lo hubiera dicho cuando me hacía las pruebas en la tienda.

¡El día fue perfecto! Es más, acabó el día y me levanté por la mañana como si no lo hubiera vivido, como si hubiera sido un sueño y ya está... Es como si mi mundo se hubiera quedado parado en el día que llevé todo al restaurante y hasta ahora.