La boda de Jose y Cristina en La Manga Del Mar Menor, Murcia

Por fin llegó el gran día. Después de un año de preparativos y calentamientos de cabeza se iba a ver el resultado y los nervios me hicieron madrugar. Mariposas en el estómago y nervios por la organización del tema de las peluqueras y las maquilladoras. Uf, terminamos a tiempo. Bueno, yo llegué un poco tarde, ¿pero eso es normal no? jeje

La de cosas que se me pudieron pasar por la cabeza mientras me maquillaban, me imaginé de mil formas la decoración que había encargado. No sabía si me iba a gustar, aunque confiaba en el florista. Llegó la hora de ponerme el vestido y ahí las mariposas del estómago no paraban y empezaban a evidenciar los nervios de mi madre también, que no era capaz de abrocharme los botones del vestido a las 20:00 (hora en la que comenzaba la ceremonia).

Finalmente llegamos al restaurante Collados Beach sobre las 20:30, ¡el coche estaba precioso! Y mi ramo también lo era... Desde el coche solo podía ver que nos esperaban los responsables del restaurante en la puerta. ¡Muchos nervios! Y empecé a ver las mesas alrededor de la piscina, impresionante. Esperamos a mi madre y mi abuela para entrar y mi padre y yo comenzamos a caminar emocionados hacia el altar situado en la orilla de la playa. Fue preciosa la entrada. Recuerdo el cariño de la gente mirándome, tanta gente querida que había hecho un gran esfuerzo por nosotros, inolvidable.

Miré a Jose emocionado también, me miraba con arrobo, y estaba deseando llegar hasta él. Todo impresionante, el florista lo dejó todo perfecto (Floristería Santi). La ceremonia fue superemotiva y terminamos todos con alguna lagrimilla. La combinación del atardecer, las intervenciones con la música seleccionada y la sorpresa de la canción de la tuna fue maravillosa, salió Jose a cantar y después mi cuñado con su hijo de un añito, que bailaba sin parar. La ceremonia muy bonita, me encantó y a los invitados también les emocionó.

Al terminar, la tuna nos hizo el pasillo de capas y nos estuvieron cantando un buen rato. En el cóctel recuerdo dejarme llevar de un lado a otro: foto aquí, besos allá. Se me pasó volando. ¡Todo muy rico y yo no podía comer! Ya me habían advertido, estómago cerrado. Los invitados encantados con los canapés y las mesas temáticas, de quesos, jamón y vino. En esta última, el dueño del restaurante recomendaba vinitos y mantuvo a la gente superentretenida.

Nos dieron paso a la cena y todo estaba espectacular. Los profesionales del Collados hicieron que fuera muy agradable y todos los invitados quedaron encantados. Si no les gustaba el plato elegido les daban otra cosa y podían repetir. El photocall y la maquilladora que retocaba a los/as invitados/as, que la puso el restaurante, tuvieron mucho éxito y tenemos unas fotos muy divertidas.

El baile nupcial nos salió, ¡no sé cómo! jaja. Habíamos estado ensayando una bachata muy bonita y quedó chulísimo. La fiesta me voló, me cambié de vestido para poder bailar y fue todo un éxito, ¡menos mal! ¡Mucho más cómoda aguanté hasta que cerraron! ¡Pero no terminó todo aquí! Los invitados ya se habían ido a dormir, pero Jose y yo con unos amigos y el hermano de Jose nos fuimos a la playa y terminamos la boda bañándonos en el mar mientras amanecía. No pudo haber mejor final para una boda tan bonita. La guinda a un día que no lo podría haber imaginado más bonito.

Me encantaría repetirlo tal y como fue, ya que se me hizo muy corto. Pero con otro fotógrafo, fue lo único que salió mal en la boda. En resumen: un día fantástico, superemotivo y especial, pasó muy rápido.