La boda de Jorge y Lidia en Madrid, Madrid
Al aire libre Verano Marrón 4 profesionales
J&L
15 Jun, 2018El día de nuestra boda
Siempre quisimos hacer una boda muy cercana, y donde todo el mundo pudiera hablar con todo el mundo. Además, nuestra idea era hacer la boda a la que a nosotros nos encantaría ir.
Poniendo a nuestros padrinos (dos mejores amigos) como niñas de las flores para abrir con el Canon mientras iban haciendo comedia y echando los pétalos, 40 segundos después, se corta para que empiece a sonar el Shipping out to Boston de los Dropkick Murphys, y ahí salimos los dos, cogidos de la mano, acompañados de una canción cañera y que te hace levantarte del sitio para dar palmas y saltar. Pues con esta imagen, nos pusimos a repartir cervezas a nuestros invitados, cada uno llevábamos un cubo lleno de Estrellas Galicia fresquitas. No hay cosa peor que sentarte a una ceremonia de 20/25 minutos y estar deseando que acabe para pillar una cerveza... Nosotros no le dimos esta excusa a los invitados.
Al llegar al altar brindamos con todo el mundo, y empezó la ceremonia, donde hablaron nuestros amigos, ambos haciendo de reír al resto de los invitados, incluso uno de ellos hizo grabaciones para que pareciera su pensamiento el que hablaba.
Seguir leyendo »El beso se selló con Gold de Chet Faker, y la salida con Howlin´ for you, de The Black Keys. La música era un pilar importantísimo en la boda, y se vio reflejado durante todo el cóctel, para el que habíamos realizado una lista de reproducción personalizada y con mucho gusto. Música interesante y que a nosotros nos encanta. El convite fue todo en tipo cóctel, por lo que comentaba de que todo el mundo hablara entre sí, como estás de pie, te vas moviendo de un grupo a otro, y al final hablas con mucha más gente que si estás sentado en una mesa, limitado a quién esté contigo. Al menos así lo vimos nosotros. Se nos pasó volando, y eso que no éramos muchos (90 adultos).
La barra libre fueron 4 horas en las que todo el mundo bailó, bebió y volvió a comer, dulces, bombones, saladitos... No faltó de nada. Igualmente, para la barra libre hicimos una lista personalizada de música, esta más bailable, obviamente, pero que no aceptaba peticiones sin aprobación de los novios, no queríamos que sonara reaggeton en la boda ni nada parecido.
Mucha gente se quedó hasta el final, e incluso algunos seguimos la fiesta por el centro de Madrid, yo salí con el vestido de novia y todo. Y pese a que me robaron el móvil un rato después, (vaya regalo de bodas), fue un día inolvidable, inmejorable, y que repetiría una y mil veces.
Qué bien se siente uno cuando está rodeado de la gente que quiere, y que estos se alegran mucho y sinceramente de lo que están compartiendo con los novios.
¡Vivan las bodas! ¡Y la cerveza!
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