La boda de Jonatan y Nerea en Lorca, Murcia
De noche Verano Azul 5 profesionales
J&N
03 Jun, 2017El día de nuestra boda
El día de mi boda fue inolvidable y muy divertido. La noche de antes durmieron conmigo mis dos mejores amigas y me hicieron un buen masaje preboda (bien merecido). Al día siguiente fui la primera en despertarme y acto seguido levanté a esas dos energúmenas que dormían hechas un bollo como si la vida continuara sin más.
Aunque la boda era por la tarde no estaba nada nerviosa. Hasta maquillé a unas de mis amigas, que es un desastre y no quiere ir a que la maquillen. Recogí mi ramo, que para mi sorpresa era más pequeño de lo que me imaginaba, pero de un azul precioso. Las horas pasaron rápido y llegó la hora de maquillarme y peinarme.
Me maquillaron rápido y con buen resultado, aunque ahora haría algo totalmente contrario y es maquillarme yo misma. Cuando estás acostumbrada a un maquillaje que sabes que te queda bien, cuando te maquillan de otra forma no te ves tú, pero bueno, no estaba mal.
Después mi recogido. La peluquera iba con prisas porque la hora se nos echaba encima y quizás por eso el peinado no quedó exactamente como en las pruebas. Pero igualmente quedé conforme porque en las bodas jamás sale todo al dedillo y una tiene que pasarlo bien.
Seguir leyendo »En cuanto quedé maquillada y peinada, a vestirme. Casi llega el fotógrafo antes que yo y eso ya me puso en una tensión en la que nunca he estado jamás. Por si fuera poco, mi padre estaba ajeno a todo aquello comiéndose un espetec de salchichón en el salón (ahora me río de aquello).
Llegaron todas mis damas de honor, también de azul, guapísimas, y ellas me ayudaron a quitarme la tensión que tenía haciéndome reír. Nos sacamos muchas fotos preciosas. Con ellas. Con mis padres. Con mis niños de los anillos (uno de ellos era mi hermano de 10 años) y hasta con mi perrito, mi bichoncito maltés. No nos pudimos hacer todas las fotos que quisimos por la falta de tiempo, aunque claro, ¡la novia siempre llega tarde! Nos subimos al coche mis padres y yo y llegamos hasta el lugar de la ceremonia.
Ahora sí que tenía nervios a reventar. Mis damas estaban allí esperando para arreglarme. Me agarré al brazo de mi padre y respiré hondo. Mis damas entraban en fila por delante de nosotros. Entonces sonó la música y comencé a andar por mi alfombra azul. Entré y me perdí viendo caras que me miraban y aplaudían, ya no sé ni a quien vi (luego en el vídeo me fijé bien). Avanzando entonces me encontré la mirada con mi Jonatan y vi que lloraba y casi lloro yo también. Me tomó la mano y comenzó la ceremonia. Me calmé más y di el sí, quiero. Ya estaba totalmente relajada y preparada para los millones de fotos.
Mientras que nuestros invitados comían el cóctel de bienvenida, nosotros fuimos a echarnos unas cuantas fotos en un castillo precioso. Resultó que el pintalabios que me puso la maquilladora fue una birria tan grande como mi can can. Ella me dijo que duraría y fue totalmente mentira. Después de verle los labios color vino a mi marido cuatro veces me convencí. Menos mal que llevaba un pañuelo en el bolsillo (que sacamos del bolsillo al mes de casarnos todavía). El can can se me iba cayendo (era prestado y se ve que tenía más años que la polca) y encima el terreno por el que teníamos que andar era pedregroso a más no poder y me iba cociendo con los tacones. A pesar de todo aquello, me reí muchísimo.
Para variar llegamos tarde al restaurante pero no pasa nada, nos esperaban comiendo y así se espera mejor. El restaurante era un castillo y entramos por una pasarela preciosa al son de la música de All of me. Nos tiraron fuegos artificiales y fue tan precioso que lo viviría mil veces. Cuando entramos en el banquete entramos con la música de Andas en mi Cabeza dando trotes como locos y los invitados nos acompañaron.
Casi no probé bocado nada más empezar porque no pararon de haber sorpresas. La primera y más bonita fue un flashmob alucinante hecho entre mis amigos y los suyos. Y todo no paró allí, sino que nos hicieron miles de cosas y regalos y nosotros a los demás también. A nuestros padres y hermanos, a nuestras damas y amigas. Y claro, le regalé el ramo a mi madre, que tanto a dado por mí y sigue haciéndolo y lo tiene más merecido que nadie. Lloró como mil magdalenas. Menos mal que iba bien equipada. Me cambié mis zapatos por unas converse con purpurina y tul. Nuestro baile fue genial. Me divertí muchísimo bailandolo. Fue un mix de muchísimas canciones.
Empezamos con una lenta, de pronto cambió a un mix como ya he dicho y acabó con la misma lenta con la que empezó. Fue genial, aunque casi nos la pegamos en dos ocasiones pero fue genial. Mi marido me sorprendió al final del baile con un increíble regalo. Después bailamos hasta hartaron (aunque muchos me dijeron que en mi boda no bailaróa pero yo tenía claro que eso no sería así). Comimos fuente de chocolate, bebimos y nos enganchamos pulseras luminosas como si no hubiera un mañana. Quedamos con los último amigos hasta no poder más, de bailar y de reír. Todo fue perfecto a pesar de lo imperfecto. Y lo mejor es que aunque pasó rápido me enteré de todo porque lo viví y lo disfruté, sin nervios. Me divertí muchísimo y fui yo misma sin vergüenza ninguna.
Volvería a repetir mi boda mil veces más y aunque una diga yo hoy si me volviera a casar haría esto y lo otro, eso son tonterías. Porque sí, harías esto y lo otro, pero aunque lo hicieras siempre va a ver un esto y lo otro. Tu boda no es en sí la boda, sino lo que representa ese día, la vida que empiezas junto a él y que todos tus amigos te han acompañado a empezarla. Lo que vives con todos y lo inolvidable que va a ser. Lo disfruté con mucho amor y pasión y así lo recuerdo.
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