La boda de John y Claudia en Rota, Cádiz
De noche Otoño Verde 5 profesionales
J&C
21 Oct, 2017El día de nuestra boda
¡El día de mi boda fue espectacular!
Era un día muy frío por la mañana y se respiraba un aire de tranquilidad y cargado de muchas emociones. Conforme fue avanzando el día se fue perdiendo la tranquilidad y aparecían los nervios típicos del día; las horas parecen ir muy lentas al principio, pero a medida que se acerca la hora de la ceremonia empieza como a ir más deprisa, llega un momento en el que pierdes la noción de lo que estás haciendo y sencillamente pasa. Te maquillan, te peinan, te visten, el teléfono no para de sonar, llegan mensajes, llamadas, quieres atender todo para que quede perfecto, pero no puedes así que simplemente lo dejas. Y en ese momento empiezas a disfrutar de cada momento y de cada detalle, de cada sensación.
Ese día había una carrera, la carrera anual de Rolucan (Rota Lucha contra el cáncer) y la carrera iniciaba a la misma hora que la ceremonia, por lo cual todos los accesos a la iglesia estarían cerrados, yo debía salir del hotel unos 5 minutos antes de que iniciara la carrera, pero como es costumbre y la novia siempre se retrasa, yo no estuve lista a tiempo y salí a la puerta del hotel a la misma hora que inició la carrera. Así que tuve que esperar en la puerta del hotel a que pasaran los corredores para luego poder montarme en el coche e ir a la iglesia. Nunca imaginé que sería tan emocionante como lo fue. La energía y la buena vibra que transmitían los corredores al pasar frente al hotel, sus saludos, y gritos de viva la novia fueron indescriptibles, quería reír, quería llorar… ¡Fue un momento increíble!
Seguir leyendo »Al llegar a la iglesia todos estaban dentro, a excepción del cortejo que estaba esperándome, nos organizamos para entrar y mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho. Finalmente estaba allí, en la entrada de la iglesia con mi padre, lista para hacer mi entrada, nuevamente esas ganas de reír y de llorar, toca respirar porque tu cabeza no para de pensar en no llores, el maquillaje, camina despacio, mira al novio, etc. Escuchas la canción, en mi caso el Ave María, y allí comienza tu paso por el pasillo, piensas en que todo es como esperabas que fuese y te sientes muy feliz, feliz de estar allí y de ver a la persona que te espera al final del pasillo, de ver a tu alrededor a la gente que quieres y que quiere compartir ese momento contigo, se crea una atmósfera íntima y muy conmovedora, ¡es un instante único!
La ceremonia transcurre con naturalidad, tus amigos hacen sus lecturas y te sientes contenta de verlos allí formar parte de ese momento, los músicos amenizan la ceremonia con el repertorio elegido y las emociones se disparan, en mi caso yo elegí piano y violín, los sonidos fueron impecables, todo fue en perfecta armonía. Al finalizar la ceremonia, firmas el libro, te haces fotos, y ahora inicias el recorrido de salida de la mano de tu esposo, afuera te esperan todos emocionados y listos para lanzarte el arroz, están tan felices como tú y es algo que percibes.
Luego de saludar a los invitados, nos fuimos al Castillo de Luna a sacarnos las fotos de exteriores, duramos alrededor de una hora allí, queríamos aprovechar al máximo el atardecer que ese día, por cierto, estaba bellísimo, el cielo mostraba esos colores intensos naranjas, rojos, violeta y no lo podíamos dejar pasar tenía que ser parte de nuestros recuerdos.
Para irnos al banquete, nos llevó un amigo ya que no alquilamos coche ni chófer, era nuestro propio coche el que nos desplazó ese día, para nosotros no hubo nada más romántico que él mismo tuviera su participación en nuestro día.
Al llegar al banquete, estaban todos los invitados en un pasillo del Castillo de Santiago con bengalas, las cuales encendieron al enterarse de que ya habíamos llegado. ¡La entrada fue hermosa! Me sentía como en un cuento de hadas, con ese juego de luces que generaban las bengalas y la propia que tenía el castillo. ¡Brindamos y nos besamos para complacer a los invitados que pedían a gritos que lo hiciéramos!
Transcurrió el aperitivo y luego entramos al salón a cenar, es maravilloso verlos a todos reunidos allí esperándote para celebrar contigo; observas las mesas, la decoración y te das cuenta de que todo está bien, ya da igual si algo no estaba o no salió como querías porque así ya es perfecto y ahora te dedicas a disfrutar de ese día como el día que es, el día de tu boda, un día que esperaste, que preparaste con tanto empeño y pasión y no vale la pena disgustarse por nada más. Así me lo propuse yo y les puedo decir que lo viví como nadie, bailé toda la noche, no me cambié el vestido (los zapatos sí), me saqué muchísimas fotos, abracé a mi familia que tenía muchísimo tiempo sin verlos, amigos que al final se convierten en tu familia también.
Muchos dicen que ese día pasa muy rápido, yo me tomé y le di su tiempo a cada cosa, me dediqué a observar y detallar cada instante, cada gesto, cada sonrisa; por ello para mí el día fue como tenía que ser, ¡inolvidable!
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