La boda de Joan M. y Rut en Canet D'adri, Girona

Fue importante por eso las semanas anteriores tenerlo todo muy bien atado. Con la normativa Covid tuvimos que hacer sitting de banquete y de la ceremonia por grupos de convivencia, el aperitivo tuvo que ser servido individualmente por los camareros, los familiares más cercanos nos hicimos pruebas pcr para garantizar la seguridad de la boda, regalamos geles hidroalcohólicos con nuestros nombre grabados, todo el mundo con mascarilla (y puestecitos de mascarillas en todas partes) y distanciamiento social fueron también necesarios, mesas de 6 invitados y toma de temperatura antes de salir de casa y lista de contactos y de asistencia estricta.

Fue necesario, aparte, un grupo de Whatsapp con todos los invitados para avisar de cualquier tipo de cambio en la normativa y en la boda. La verdad es que la gente fue muy responsable y lo siguió todo al pie de la letra (incluso hubo un par de invitados que el mismo día de la boda nos avisaron que no venían porque habían estado en contacto con positivos u otros que tenían síntomas de resfriado), no hace falta decir que no tuvimos ningún contagio ni nadie con síntomas después de ese día. Con todo esto bajo control fue fácil disfrutar del día, pasó rapidísimo y fue divertidísimo (organizamos juegos para cada mesa durante el banquete, etc.).

¡No lo cambiaría por nada! Aún seguimos procesando todas las cosas que pasaron en tan pocas horas. Y estamos muy agradecidos a nuestros familiares y amigos por la paciencia y las ganas de acompañarnos y ayudarnos en el que fue uno de los días más importante de nuestras vidas. ¡Así que sí! ¡Una boda es posible con la que está cayendo! ¡Solo hay que ponerle ganas, optimismo, mucho amor y todo fluirá! Atentamente, novios de la resistencia de 2020.