La boda de Jesús y Leticia en San Clemente, Cuenca

Yo quería un vestido de novia sencillo, cómodo y que luego pudiera usarlo. Descubrí Malmo Design, un taller familiar. Les envié mis medidas y me aconsejaron de los modelos que me gustaban, de hecho, del modelo que finalmente me quedé, me lo hicieron basándose en mis medidas.

En cuanto a los zapatos, igual, quería algo azul clarito y contacté con Paco Gil. Sencillos, bonitos y muy cómodos.

Para mi ramo de novia, les escribí a Auro floral y ya les cogí los prendidos, un regalo para mi madre y unas postales a juego con el ramo todo. Me llamaron para enviármelo de forma escalonada y no tener que tener todo en casa. Fueron estupendas.

En cuanto al traje del novio, no quería el típico traje y se compró un traje sencillo que puede utilizarlo para cualquier ocasión.

Para las alianzas, queríamos algo sencillo, las de siempre. Fuimos a un taller de Albacete y en 5 días nos las hizo.

Al hacerla en tan poquito tiempo, fueron nuestros mejores amigos, poquita familia y ya. Luego tomamos un aperitivo todos juntos y comimos en el Gran Hotel de Albacete los padres, hermanos y testigos. Después tomamos algo y poco más, tampoco podíamos hacer mucho con tan poco tiempo y siendo domingo. En cuanto al restaurante, Telma en Gran Hotel de Albacete, fue de 10. Pedimos uno de los menús que tenían y como iba mi abuela, nos lo adaptaron todo lo que fue necesario. También tenemos amigos veganos y le prepararon un menú excepcional. Luego yo quería que todos tuviéramos el postre igual, y sin problema se lo cambiaron a ellos.

En realidad solo me encargué de esto, porque mi hermana, mi madre y amigas hicieron todo. Mi hermana se encargó de elegir mis pendientes, hacernos la despedida sorpresa y preparar toda la misa (lecturas, peticiones, entrada y despedida).

En casa, mi madre y mi hermana decoraron la casa de flores blancas y la entrada, entre mi padre y una amiga.

El día de la boda fue tan especial que todavía estoy asimilándola. Nosotros no teníamos pensado poner flores, pero entre mi madre y sus amigas se encargaron de dejar la iglesia superbonita. Todo esto fue sorpresa. Mi hermana y su novio se encargaron de la música. Sólo sabía quién leía, pero nada más, y los momentos de lecturas, no paramos de emocionarnos. Cuando salimos de la iglesia, nos vimos una sorpresa superbonita (todo esto lo hicieron también familia y amigos): traca, detalles para el arroz, champán, copas para brindar todos. Estuvimos apenas 50 personas, pero fue sin palabras.

Por último, como tampoco queríamos algo muy grande, mi prima, que acaba de empezar con el mundo de la fotografía, dijo que ella nos hacía las fotos. El amor que les puso fue incalculable.

Como ves, se puede hacer una boda en dos semanas, eso sí, con la ayuda de tu familia. De hecho, lo que más me ha gustado de mi boda es que todo el mundo se ha sentido partícipe de este día, porque han ayudado en todo lo que han querido y podido, sin excepciones ni restricciones. Y eso era lo que yo quería, al final sí, nosotros nos casamos, pero sin todas las personas que tenemos a nuestro alrededor, no habría sido tan especial.

Cuando estés organizándola, párate a pensar en tu gente y la ilusión que les hará formar parte de este día.