La boda de Jesus y Laura en Ajalvir, Madrid

Cuando todo el mundo estaba dentro, le di la señal a mi mejor amiga para que mi sorpresa empezara (mi amigo y su prima nos tocaron la guitarra y ella nos cantó, El aire de la calle, la canción favorita de él). Imaginad cuando entro en la sala y lo veo llorando sin parar, ahí es cuando yo no pude parar de llorar, fue un momento mágico. Él y toda la sala, jajaja.

Después del arroz y de las fotos del ayuntamiento (tenía arroz en todas partes jajaja), empezó la comida y fue superespecial; teníamos unas pocas de sorpresas, dimos regalos a nuestros padres, a nuestras hermanas, mi ramo se lo di a mi prima, que fue otro momento de llorar mucho, pero lo que más me gustó fueron las palabras que nos dedicó mi padre, y se me han quedado grabadas para toda la vida: por la pareja más bonita del mundo.

La comida fue insuperable, si en la prueba de menú me gustó, el día de la boda me encantó, todo el mundo salió contento, el tiempo del cóctel, genial; la comida, buenísima; los camareros, superatentos; las bebidas superfresquitas.

Otro momento que me encantó fue mi mesa dulce, me la prepararon mis amigos, mi prima y mi hermana, y me tenía una supersorpresa: me hicieron un cuadro y ahí me pusieron a las personas que desde el cielo nos miraban y nos sonreían, aunque sé que estuvieron muy cerca de nosotros, no lloré, si no sonreí, miré para el cielo y subí mi copa y dije por vosotros (en silencio, para que fuera un momento solo para mí). Jamás he bailado tanto, da igual qué canción fuera, yo giraba y giraba y veía a todos, riendo, bailando, bebiendo y cantando,

Jamás me imaginé tanta gente llorando de alegría, mi tío, el mayor, mi prima, mi padre, yo... Es un día que por mucho que te lo imaginas, en mi caso, es cien mil veces mejor de lo que me podía imaginar, fue el mejor día de mi vida, y después de 13 años, sellamos nuestro amor.