La boda de Javier y Susana en El Collell, Girona

Aunque había pronóstico de lluvias (y las hubo muy fuertes), a nosotros nos hizo un tiempo estupendo y pudimos disfrutar tanto del aperitivo al aire libre como de la música y baile en la terraza.

Javier y yo estuvimos recibiendo a los invitados que venían a saludarnos y a vernos, y la verdad es que estuvimos muy tranquilos en todo momento hasta 1 hora antes de la ceremonia. Las prisas, nervios y emociones se hicieron presente y donde una copa de cava es el mejor de las tilas; es así cuando te dejas algo olvidado y el mío fue el ramo de novia (se pudo solventar una vez ya dentro del santuario).

Queríamos que fuese una boda divertida, alegre y con ganas de pasarlo bien, así que no nos faltó música ni en el Santuario donde realizamos la ceremonia. Javier eligió a piano el himno del centenario y yo entré con Metallica y su Else nothing matter (allí mismo, entrega del ramo olvidado). Fue precioso y especial. También tuvimos otro momentazo con el equívoco de posición de anillos y ataque de risa, aunque creo que pocos se dieron cuenta (el directo es lo que tiene), beso, firmas y foto selfi con el padre (a petición suya).

Salimos del santuario a ritmo de Beyoncé y su Halo a recibir la lluvia de arroz y confeti de semillas de lavanda que supuso el broche final de la ceremonia.

En el momento del cóctel-aperitivo en el jardín, aparecimos Javier y yo por las escaleras con bombas de humos de color rojo en cada mano donde los peques nos recibieron saltando y corriendo debajo de nosotros. Sonaba la canción de Bombai, Solo si es contigo. También pusimos photocall y la gente se lo pasó genial... y nosotros también.

La entrada al banquete fue espectacular (no sé de dónde saqué tanta energía y dónde dejé la vergüenza (eso yo), el cava fue seguro), Bruno Mars cantando Marry you a tope y ya fue un sin parar.

Entre plato y plato hubo baile, mucho baile desde que entramos en el salón, siempre con la complicidad de DJ Litus hicimos que cada mesa bailara al ritmo que tocase el CD, canción que colocamos a modo de concurso (la barbacoa, mayonesa, los pajaritos, rafaela carrá... unos bombazos vamos). Había muchas ganas de pasarlo bien, de bailar y de reírse (a las fotos del fotógrafo me remito). Hubo mesa ganadora y premios con corona... brutal.

Contratamos con El Collell monitores para los peques y fue un acierto porque aparte de un sitio donde los niños tengan espacio donde jugar, también les hacen actividades y juegos y están con ellos en todo momento hasta el final. ¡Se lo pasaron en grande!

Después hubo pastel de novios, brindis y a continuar en la terraza, con las bengalas encendidas nos pusimos a bailar una canción preciosa de Macaco, Coincidir... a esto de bailar fue sin ensayos, pero no quedó mal del todo.

Hubo muchos momentazos en el trascurrir de la noche, con bailes y cantes de los más... y finalmente cerramos la noche sobre las 4 de la mañana (para algunos) bailando la última canción en un abrazo todos juntos con Ed Sheeran y Andrea Bocelli, Perfect... Sí, perfecto se podría decir que fue nuestro día para nosotros, a nuestra manera, al natural, sin ensayos, con alegría, con nuestra gente y sin más pretensiones que la de compartir un día especial.

Convencidos de que volveríamos a casarnos otra vez