La boda de Gary y Verónica en El Bruc, Barcelona
Al aire libre Primavera Morado 2 profesionales
G&V
11 Abr, 2015El día de nuestra boda
Cuando mi marido me pidió matrimonio empezamos a buscar con mucha ilusión un lugar que nos enamorara, ya que la boda fue civil porque los dos estábamos de acuerdo en ello. Mirando por internet encontramos cosas muy bonitas, pero hubo una que me llamó la atención enseguida, y de la cual, yo, la novia, me enamoré. El restaurante Bruc de Barcelona está situado debajo de las montañas de Monserrat, eso me fascinó, ya que por desgracia mi tío y mi abuela habían fallecido y su recuerdo está en aquellas maravillosas montañas, por lo que era una forma de estar más cerca en un día tan especial.
Nos pusimos en contacto con el restaurante y fuimos a verlo yo, mi marido, y mi madre. Efectivamente era el lugar más bonito que podíamos elegir. Vi a mi madre como se le escapaban unas lágrimas cuando vio que desde allí se veían las montañas de Monserrat; no eran lágrimas de dolor, sino de felicidad por donde se iba a casar su hija. Nos recibió Magdalena, a la que hoy día le doy las gracias por hacer que aquel día fuera inolvidable. Tengo que decir a además de ser una gran profesional, es una grandiosa persona, y eso nos envolvió con el calor del restaurante.
Seguir leyendo »¡Y llegó el gran día! Yo había pasado muchos nervios con los preparativos, pero cuando todo estaba listo me entró una paz de estas que estás tan feliz, que no quieres que pase. Mi marido y yo ya vivíamos juntos, pero decidí dormir en casa de mis padres y salir desde allí, y mi marido saldría desde casa con su madre y nuestra pequeña Sara, de 5 añitos.
La noche de antes me fui pronto a la cama, ya que quería estar con todas las fuerzas para el gran día. Desayuné con mi madre, ya que mi padre se fue al coche a poner los lazos en las puertas. Fuimos las dos a la peluquería y a maquillarnos y llegó el momento de vestirse. Allí estaban mi madre y mi hermana, ayudándome a vestirme. Cuando ya estaba, mi madre me puso en el sujetador el pendiente de mi querida abuela, algo prestado, me puse la liga que era muy bonita bordada en blanco y azul y el regalo de mi madre del conjunto interior.
Cuando ya estaba lista me miró mi madre y se le caían las lágrimas, cosa con la que me emocioné también, y casi echo a perder el maquillaje, jeje. Llegaron a casa mis mejores amigas Miriam y Nuria, para hacernos unas fotos antes de salir. Cuando vi a mi hermano bajar del segundo piso, me quedé impactada de lo guapo que estaba. Una gran amiga y profesional llegó a casa para las primeras fotos. Al ver las fotos me di cuenta de que no me había equivocado, Laura Mato es increíble.
Me subí en el coche con mi padre, ¡y mi madre que estaba más nerviosa que yo! Y eso de que las novias llegan tarde, pues sí, cumplimos con la tradición, porque con los nervios nos perdimos un poco. Pero llegamos bien, aunque mi marido estaba de los nervios, según me relataron luego.
Allí estaba Magalena esperándonos, y mis pequeñas damas de honor, mi niña, mi sobrina, y la hija de la mi mejor amiga, radiantes. Empezó a tocar la marcha nupcial y Magdalena iba guiando a las niñas al precioso jardín. Mi hija llevaba los anillos y mi sobrina y mi querida Luna pétalos con unos cestitos que confeccionó mi amiga y quedaron preciosos. Sobre la marcha, mi sobrina y Luna tiraron los pétalos; decían que no sabían, pero lo hicieron muy bien, jeje.
Yo miré rápido a todos, pero en cuanto vi a mi marido no pude apartar la mirada de él, estaba tan guapo. La sonrisa me duró toda la ceremonia, ya que era un sueño cumplido, y ayudó que Txema, el juez, era genial, hizo reír a todos, porque pedimos una ceremonia divertida para que la gente la viviera y estuviera a gusto. Le gastamos una broma a mi cuñado, y es que él no sabía que iba a salir hasta que el juez se lo dijo, cosa que ya habíamos tramado nosotros con Txema; nos reímos mucho. Luego salió mi amiga Miram a decir unas palabras, y yo y mi marido no pudimos contener las lágrimas, de las palabras tan bonitas que nos dedicó.
Después nos esperaban con las manos llenas de arroz y pétalos, y dirigieron a los invitados al pica-pica, con lo cual quedaron encantados, pues estaba todo buenísimo. Después de las fotos nos unimos a ellos y escuchamos lo encantada que estaban todos.
Yo decidí qué canción poner para cada momento, ¡pero pasó algo mágico! Cuando le enseñé la lista a mi marido para que opinara y si quería podíamos cambiar alguna que le gustara más a él, me dijo que podíamos cambiar la del primer plato por la canción de El Último Mohicano. Yo accedí encantada, ya que es una canción preciosa. Cuál fue nuestra sorpresa que cuando suena la música y están todos los platos, veo a mi madre y a mi tío llorando, pero no los entendía porque hablaban en holandé. Le pregunté a mi madre qué ocurría, y me dijo que fue la primera canción que sonó en el funeral de mi tío, en Holanda. Nosotros nos quedamos helados, ya que no pudimos asistir porque era en Holanda, y no sabíamos nada de que pusieran esa canción. Me levanté para explicarle a mi tío que no sabíamos nada de la canción, y me contestó: “De alguna manera él está aquí, ahora”. Nos fundimos en un abrazo, y grité: “¡Viva el tío de la novia!”, y se lo dedique a él, que de alguna forma me hizo saber que estaba allí.
La comida fue excelente, y todos se quedaron muy bien y les encantó, estaba todo exquisito. Dos momentos más con los que me quedo fue cuando se levantó mi hermano y me cantó Esta tarde se casa mi niña (me emocioné tanto), y el otro cuando mis queridos cuñados cantaron con mi marido California. Fue muy bonito, ya que ellos pronto marcharían para EEUU y mi marido es nacido allí; verlos a los tres juntos disfrutando de la canción me emocionó mucho.
Llegó la hora del postre pero para los futuros maridos no voy a desvelar la grandiosa sorpresa que nos esperaba, fue impresionante, hermoso. Cogimos la opción de un chiquipark en el que todos se lo pasaron en grande, y luego vinieron a bailar con nosotros. Recomendamos 100% El Bruc; un día tan especial necesita un lugar también especial.
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