La boda de Gaby y Nerea en Badalona, Barcelona

Llegué bastante pronto, pues con mi padre nunca llegarás tarde a ninguna parte. Pude ver salir corriendo a varios invitados de sus respectivos coches al ver que yo aguardaba en el mío. Mi madre, mi gran amor, salió emocionada a avisar de que la novia ya había llegado.

Ya era la hora. Dudo que nunca olvide esa imagen de caminar hacia el altar, cogida del brazo de mi padre, el hombre a quien más quiero del mundo (de una manera diferente que a ti Gaby), mientras veía las caras de emoción de todos los invitados. Con lo poco que me gusta a mi ser el centro de atención y lo a gusto que me sentí en ese momento, al ver que Gaby me esperaba emocionado al final de la alfombra.

La ceremonia fue preciosa, el maestro de ceremonias, Antonio, fue encantador. Las palabras de mi hermana me llegaron al corazón. Te quiero tanto Aida.Y qué decir que mi gran amiga Thaïs… No me esperaba que salieras a hablar delante de todo el mundo. Pienso en todo lo que dijiste y se me vuelven a escapar las lágrimas. Te quiero mucho TH.

Sí, quiero. Una y mil veces te diría que sí Gaby. Mi primer novio. Mi primer amor. La persona con la que quiero pasar el resto de mi vida. Verte tan guapo allí plantado, mirándome con esos ojitos… No pude evitar derretirme.

Por desgracia, la lluvia intentó fastidiarnos el día, pero gracias a los grandes profesionales de la Masía, que tenían un plan B y a la maravillosa Janet, nuestra wedding planner, no lo consiguió.

Janet fue tan atenta... No le importó empaparse para hacer que todo saliera bien. Era como nuestra sombrita, silenciosa, velando por nosotros. Gracias, de corazón, conseguiste que nos sintiéramos como dos invitados más.

La Masía Font del Tort... Sólo tengo buenas palabras. Los profesionales super atentos; Alberto, nuestro sommelier, increíble, nos ayudó en todo. La comida espectacular. ¡Todo el mundo nos dijo lo bueno que estaba todo y lo hinchados que estaban de comer! Fue una velada maravillosa.

¡Y llegó el baile! Qué vergüenza pasé. Con lo poco que me gusta bailar... ¡Pero fue muy bonito! Gaby consiguió hacer que me relajara y me quitara esos miedos de encima. Y luego, mi padre, ¡me animó a seguir dándolo todo con sus movimientos divertidos mientras bailábamos juntos!

Pero como siempre pasa, todo lo bueno se acaba. Uno de los mejores días de mi vida, sin duda. Y pasarlo al lado de la gente que más queremos, no tiene precio. Gracias, gracias, gracias.

Le he propuesto a Gaby repetirlo el año que viene. No creo que haya suerte.