La boda de Francisco y Almudena en Madrid, Madrid
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F&A
18 Sep, 2021El día de nuestra boda
La verdad es que ha sido un proceso largo con momentos buenos y malos. No ha sido fácil conseguir la boda de nuestros sueños y tuvimos que renunciar a cosas por el camino, en parte por el Covid y en parte por lo caro que se ha vuelto todo. De todas maneras, y a pesar de innumerables peleas con los proveedores, llegamos a nuestro día muy emocionados y nerviosos. Francisco, como se arregló en casa solo, salvo que las mujeres de su familia vinieron a pintarse a casa porque tenemos una luz natural maravillosa, estuvo más tranquilo.
Por mi parte, mi familia es todo nervio y como había poca tensión en casa, decidieron que tenía que ir a darme un retoque de mechas (porque me las habían dado muy oscuras el lunes anterior). A mi hermana se le soltó el cinturón de pedrería, mi madre estaba en la peluquería y mi padre y ella no saben coser ni un botón, adivinad quien tuvo que arreglarlo con su manicura de novia recién hecha... Todo fuera para que el volcán de nerviosismo de mi casa no explotara, cosa que no conseguí porque mi madre llegó de la peluquería, justo cuando la estilista había empezado a peinarme, y me preguntó por el ramo de novia (era una sorpresa de mi hermana y ella para mí), y cuando le dije que era precioso, pero que era un bouqué y que se iba a perder en la inmensidad blanca de mi vestido (el ramo era 90% flor blanca) se puso a llorar a moco tendido, no escuchaba a razones.
Seguir leyendo »Finalmente, tuvo que venir mi hermana e increparla para que se calmase y fuese a arreglarse y a mi me pudieran terminar de arreglar. ¿Y dónde estaba metido mi padre en medio de toda esta aventura? Pues muy sabiamente conducido por nosotras a su cuarto tras comer la comida típica de mi casa cuando hay boda, unos sándwiches del rodilla, para que estuviera tranquilito y no se agobiase con los extraños en casa.
Finalmente, llegó el fotógrafo y aquello era un caos, nadie estaba vestido del todo. Cuando terminó de hacerle las fotos a las cosas de la novia y tenía que vestirme, mi madre era la única que pudo ayudarme a meterme en el vestido, pero ya está, luego me lo tuvo que cerrar mi hermana porque la pillé de pasada antes de que se fuese a la iglesia (era mi maestra de ceremonias y DJ) y luego el lazo me lo puso mi padre que ya estaba vestido y con el humor suyo de hablar hasta con las piedras. Mi tía apareció momentos antes de salir para la iglesia para hacer como que me ponía el velo, pero al final me lo puso la estilista, porque ella había venido a ayudar a mi madre a arreglarse. Total y en resumen, salí de mi casa nerviosa perdida con mi padre descubriendo un tatuaje que tengo en la espalda (se lo tomó mejor de lo esperado aunque quería tapármelo con un folio jajajaja) y llegando a la iglesia puntual, pero sin que el cura estuviera listo, los invitados todos fuera de la iglesia y mi madre sin llegar...
Tuvimos que esperar un ratillo, el cura salió a decirme que no entrase hasta que le viese a él en el altar. Tuvimos que esperar a mi madre y el viento no dejaba de llevarse el velo... Fue un momento de muchos nervios y alteración, pero cuando me tocó entrar y vi a Francisco mirándome desde el altar con cara de "voy a llorar de la emoción" se me olvidó todo, solo podía ver las caras emocionadas de la gente que estaba con nosotros, el amor y cariño que nos tienen, el momento que tanto había anhelado y soñado. La ceremonia transcurrió demasiado deprisa, hubiera deseado que fuese más lenta, disfrutar del temblor de mis piernas y manos, de la emoción en la voz de mi marido, de las risas cuando, por nervios, cometimos algún error en las fórmulas, pero fue perfecta. El cura, con el que tuvimos algunos problemillas de comunicación, finalmente llegó a conocernos bien y nos brindó una ceremonia preciosa.
Como en todas las bodas, la salida de la iglesia fue un poco caótica, todos querían felicitarnos y salir en las fotos y cuando conseguimos salir de la iglesia nos encontramos con un bombardeo de confeti (gracias a Dios se limitaron al que habíamos preparado a base de flores secas y no hubo arroz o leguminosas). Aun así estuvimos el resto de la boda con el vestido y el traje llenos de confeti. Pasamos en el exterior de la iglesia un rato corto haciendo fotos con los amigos y saludando amigos y otros familiares un poco más lejanos. La llegada al palacete fue temprana, puesto que queríamos aprovechar los jardines y las instalaciones para las fotos con los invitados. Aun así aprovechamos lo que tardó el fotógrafo en llegar para estar tranquilos con los invitados. Después no pudimos parar, entre el brindis inaugural, la sesión de fotos solos, la entrada al son de la marcha imperial de Star Wars y el cocktail sentados, no pudimos volver a estar con nuestros invitados hasta que decidimos aprovechar los ratos muertos entre platos para entregar a cada invitado unos marcapáginas bordados a mano por mi suegra y yo (regalo que encantó a todos).
Antes del postre llegó el momento de cortar la tarta, aunque creemos que poca gente se percató de que a mi marido se le cayó el trozo de tarta que le di por todo el chaqué. Esta situación se repitió cuando, al terminar los postres, dividí el ramo entre las 2 hermanas (la mía y la de mi marido). Sin embargo, cuando subí a la balconada del palacete a tirar un ramo de chuches (una vez mi marido hubo repartido los puros) todo el mundo estaba superpendiente e incluso Francisco un poco envidioso de ese momento reservado a las novias, pidió que le hicieran un atadillo de chucherías del candy bar para poder imitarme. Por lo visto hubo pelea por esas chuches jajajaja.
Y ya llegamos al momento culminante, el baile de los novios (para el cual habíamos ido como a 6 horas de clase), pero entre que la gente no se enteraba (y no dejaba espacio), a Francisco se le olvidaron las vueltas y mis tacones no se llevaban bien con el empedrado, hicimos lo que pudimos. Pero como la música no era la de un vals tradicional, nadie lo notó y pudimos continuar a bailar con nuestros padres como si nada. Así inauguramos el baile y la barra libre en la que todo el mundo se lo pasó genial y nos lo hacía saber continuamente.
Hubo un par de momentos divertidos de improvisar un karaoke, dar discursos muy sentidos e incluso se formó una pareja que esperamos que sean muy felices. Finalmente, tuvimos que recogernos un pelín más tarde de lo permitido por la normativa, pero lo agradecemos ya que nos permitió formar mas recuerdos de este dia inolvidable.
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