La boda de Fran y Cande en Tegueste, Santa Cruz de Tenerife
Elegantes Otoño Azul 4 profesionales
F&C
08 Oct, 2016El día de nuestra boda
Los preparativos de ese día fueron realmente mínimos porque lo dejamos todo bien atado previamente, sobre todo, el día anterior. Recomendación: no dejen absolutamente nada para el día de la boda, creo que por eso no pasé nervios ninguno. Ese día fue levantarme temprano e ir a la peluquería (quedaba cerquita de casa), ¡eso sí! hay que madrugar porque ese día las agujas del reloj parecen ponerse en contra y caminan a todo gas.
Cuando terminé en la peluquería subí a casa de mis padres y ya allí estaban esperándome la maquilladora y los fotógrafos, los cuales uno se quedó conmigo y el otro se fue hasta donde estaba el novio. Mientras sucedía todo esto, al novio le llegó una sorpresa preparada por mí, algunos días antes, un desayuno para él, y en este caso para la familia que lo acompañaba. Y a su vez a mí me llegaba un ramo precioso con una carta hecha "por mi admirador secreto”.
En ese momento, no sé en otras casas, pero en la mía era todo un revuelo y un correr v de aquí para allá, también es cierto que nos casamos a las 12:00 horas, muy temprano (recomendación si no se ven del todo preparados para hacer una boda tan mañanera, donde los preparativos tienen que empezar desde muy temprano, no lo hagan porque la sensación del tiempo en contra podría ponerles muy nerviosos. Pero, si se ven como nosotros de animados y confiados en que lo van a tener, todo bien amarrado, saldrá todo adelante).
Seguir leyendo »Ya vestidita y habiendo llegado el chófer con el coche, nos dispusimos a salir rumbo a la Iglesia ¡no me retrasé casi nada, solo un par de minutillos!, y realmente lo agradece el novio, el cura, los invitados y hasta, incluso, se agradece para que no se retrase nada el banquete, otra recomendación que les hago.
Cuando llegas a la plaza y muchos de tus invitados e invitadas, gente que quieres, están ahí pendientes con una gran sonrisa y emocionados mirándote, eso no tiene precio. Ahí aún nada de nervios, pero eso sí, según entré en la Iglesia un chico y un guitarrista interpretaron: “Hasta mi final”, la canción de Il divo.... ¡Era otra sorpresa de mi novio! Ese fue un momento para el recuerdo, muy bonito y emotivo, romántico y precioso.
Durante la ceremonia, nuestro párroco, que nos conoce muy bien, hizo una ceremonia muy cercana y muy bonita que nos dejó hacer la lectura de la vela y encenderla a la vez que interpretaban el Ave María. Esa fue otra sorpresa, porque no sabía nada del cantante y guitarrista, y quedó muy bonito, además que en ese momento nos dejó ponernos mirando hacia el coro y pudimos ver las caras de nuestros invitados emocionadísimos como nosotros.
Una vez finalizada la ceremonia, vinieron la firma de los testigos, y ya después salimos de la iglesia y es ahí donde el arroz y los pétalos hacen su función tradicional. Luego, los besos, los abrazos y las felicitaciones.
Una vez terminada esta parte nos dirigimos a dos sitios concretos y con una característica especial del pueblo para sacarnos unas fotos de recuerdo sin tomar mucho tiempo. El razonamiento de no hacer muchas fue para no tardar en llegar al banquete; así los invitados no desesperan y el banquete no se ve influenciado en cuestión de horarios. Todo lleva su buen desarrollo y los novios lo agradecemos, no estamos atendiendo al 100% al tema de las fotos, para eso está el postboda, para hacer todas las fotos que quieres y no tienes que estar pensando que hay gente esperando por ti, que también es cierto que ese día es de los novios, pero como también hemos sido invitados se agradece mucho que tengan en cuenta no hacer esperar demasiado.
De todos modos, nosotros dejamos en la zona del cóctel nuestro libro de firmas y el árbol de huellas para que la gente, mientras brindaba y picoteaba algo, nos dejara su huella y unas bonitas palaras para el recuerdo.
Ya en el restaurante, la entrada fue espectacular y sorprendimos a todos los invitados. El coche llegó hasta la sala contigua a la del banquete, nos bajamos entre aplausos y brindamos conjuntamente con los padrinos y alzamos las copas hacia todos en agradecimiento por tenerlos allí con nosotros.
Fue una boda con muchas sorpresas para mí (mi marido me bailó una coreografía, impensable, con lo tímido que), y yo a él le tuve también una segunda tarta nupcial pequeña con el motivo de nuestro hobby y una música muy divertida justo detrás el photocall, preparado por unos amigos.
Por otro lado, la comida, el baile, la mesa de chuches y la barra libre hicieron que la gente nos acompañaran hasta bastante tarde. Vino la canción que le canté a mi marido y luego tirar el ramo y más fotos con todos los invitados, con y sin photocall... ¡Tuvimos una boda de doce horas!
Lo volvería a repetir las veces que hiciera falta porque disfrutamos de un día lleno de magia, con toda la gente que queremos junta, con un ambientazo y no hay nada más bonito que la gente se alegre de tus cosas buenas bonitas.
Hay muchas cosas más por contar, pero os aburriría… Si necesitan consejos, aquí estamos.
¡Mucha suerte y a disfrutar!
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