La boda de Diego y Gema en Torrejón De Ardoz, Madrid

Es cierto que me dijeron que iba apurada de tiempo, pero la verdad, las novias eligen su vestido 10 meses antes pero realmente las pruebas las hacen 3 semanas antes de la boda, así que da tiempo de sobra, yo elegí mi vestido y a la semana empecé con las pruebas, 3 en total, y 2 días antes me lo llevé a casa de mis padres.

Las invitaciones las elegimos un sábado por la tarde, nos dedicamos a mirar varios sitios y 487538456 catálogos, elegimos la que más nos gustó, el lunes por la mañana nos enviaron la prueba de cómo quedaría el texto por email, se lo confirmamos por la tarde y el miércoles de esa semana ya teníamos las invitaciones -80 invitaciones, que fuimos 130 invitados-. También es cierto que por la época que las encargamos no tienen mucho trabajo de imprimir invitaciones para esos eventos, para bodas de verano sí que tardan más.

Con lo cual todo estaba a nuestro favor de esta contrarreloj que fue nuestra boda.

El día anterior por la tarde fui a casa de mis padres, a terminar de recoger las últimas cosas y preparativos. No pude dormir muy bien, la verdad, los nervios, la emoción de que ya era el día que todas las chicas soñamos, el día en que eres la princesa de tu cuento y todas las miradas de la gente que quieres se centran en ti. Me acosté a las 12 como cenicienta en la misma habitación donde estaba mi vestido y mirándolo como tonta solo pensaba en qué diría Diego cuando me viera.

A las 7 de la mañana me levanté, me duché y me fui con mi padre a desayunar tranquilamente y a las 9 a la peluquería, él se quedaría esperando mientras yo me maquillaba y peinaba en la peluquería de la hermana de una de mis mejores amigas, en la cual también venia ella, pobrecita, se emocionaba cada vez que me miraba. ¡Estaba yo más tranquila que ella!

Llegué a casa a las 11:15 o así y ya la locura. Mi madre, mi cuñada, mi hermano, mis tíos, todos: “¡pero vístete que viene el fotógrafo!" y yo "bueno tranquilos, que hay tiempo."

Sí sí, había tiempo pero el tiempo empezaba a revolverse, empezó a llover pero con ganas y ganas. Me metí en la habitación con mi madre y mi cuñada y me vestí mejor de lo que pensaba porque claro, no es lo mismo ir a las pruebas que ponértelo tú en casa peinada y maquillada pero, nos apañamos bastante bien y salí al salón y ya la felicidad.

Al terminar de hacernos las “fotos” bajamos al coche, las pobres de las vecinas de mis padres con los paraguas en la calle gritando lo guapa que iba y yo no sabía hacer otra cosa más que reírme, estaba feliz, una felicidad que no sabría describir, te da igual que llueva, nieve, haga frío, te da igual todo, eres tan feliz que hasta la lluvia te da alegría. Nos subimos al coche camino al lugar de la ceremonia y en esos minutos yo solo pensaba en ver a Diego, ¡quería verle ya! Miraba a mis padres que iban conmigo en el coche y no hacía más que cantar canciones sobre la lluvia, ellos también reían con el cachondeo que nos traíamos.

Tuvimos que hacer tiempo ya que en el sitio de la celebración estaban metiendo a los invitados por dentro para que no se mojaran pero llegó el momento de entrar. Recorrer esos pasillos con las niñas llevándome la cola y el niño llevando los anillos, del brazo de mi padre, sabiendo que toda mi familia estaba esperando mi llegada, mi entrada, yo solo pensaba en él, en como habría sido su entrada porque aunque nosotros habíamos elegido la música de todo, es algo que no ves hasta que te dan el vídeo. Pensaba en lo guapo que estaría, en si le gustaría como iba yo y estaba sonriendo, siempre sonriendo hasta que sonó "Vivo por ella" de Andrea Bochelli, mi canción de entrada. Mi padre rompió a llorar cuando vio a todo el mundo y yo con él al lado miraba a mí alrededor y todo el mundo sonreía y decía lo guapa que iba y al mirar de frente, ahí estaba él, mi chico, mi marido en unos minutos. Me miraba sonriendo y me dijo: "estás preciosa cariño".

Fue una ceremonia muy emotiva, leyó su hermana y una amiga nuestra y llegó una de las primeras sorpresas, mi amiga de Inglaterra que me dijo que no podría venir a la boda porque días antes ya había venido a España y no la daban más vacaciones y ¡ahí estaba! ¡Había venido! Nunca sabré agradecérselo. Como en la calle diluviaba tuvieron que improvisar una sala preciosísima para que nos tiraran el arroz, los pétalos y todo lo que encontraron.

Después de las fotos nos dirigimos al cóctel y nada más entrar oí una dulzaina de fondo y no pude creer lo que veía, un grupo de danzas segovianas -típico del pueblo de mi padre- ahí estaban, ¡bailando jotas para nosotros! ¡Otra sorpresa más de los amigos!

Llegó el momento de entrar al salón y el brindis de entrada, con la canción "All I want for Christmas is you" de Maria Carey, que dadas las fechas y los acordes navideños que tiene la canción ¡quedó genial! Entramos los 6 al salón y todo fue precioso.

Al terminar la canción y dirigirnos a nuestra mesa, de repente, empezó a sonar un remix y ¡todas mis amigas salieron al centro del pasillo e hicieron un baile! Qué decir, que les quedó genial.

Y a partir de ahí empezaron las nuestras, durante el banquete organizamos un juego para que todas las mesas y comensales participaran, ¡y tuvo más éxito del que yo imaginaba! Todo el mundo bailó y se lo pasó genial, después vinieron los regalos, primero a nuestros padres, que no se lo esperaban y se emocionaron mucho, después a las cuatro abuelas -se emocionó el resto de familiares-, a los hermanos y ¡a nosotros también!

Antes de nuestro baile decidí tirar un ramo, todas mis amigas se dispusieron para cogerlo y ¡le tocó a la de Inglaterra! Y la sorpresa fue cuando entregué una réplica del mío a la amiga que leyó en la ceremonia, se quedó sin palabras.

Y llegó nuestro baile, para sorpresa de todos, "La Bella y la Bestia", quedó genial, todo el mundo muy emocionado por lo bonita que es la canción y lo bien que pegaba en una ocasión así.

Y después, la barra libre, las fotos locas, diversión, risas... Qué os voy a contar, que fue mi cuento, nuestro cuento, un día que no se puede olvidar, que todo salió perfecto, mejor de lo que habría imaginado con el poco tiempo con el que contábamos para organizarlo, mi novio, un príncipe, yo con mi vestido, una princesa y… ¡En Navidad!

El que diga que una boda para que salga bien necesita mucho tiempo que hable conmigo por favor. Os deseo todo lo mejor, no os preocupéis aunque sé que es difícil porque todo, absolutamente todo, saldrá bien, así que dejaros llevar que, pase lo que pase, todo tiene solución y ese día eres tan feliz que nada te molesta, ni que llueva, ni que se te olviden cosas como a otras novias, nada, ¡es un día perfecto!