La boda de Diego y Elisa en León, León
Modernas Verano Gris 13 profesionales
D&E
25 Jul, 2015El día de nuestra boda
Quizás no seamos una pareja muy común, la verdad es que para nosotros ese día era un día para disfrutar, de nosotros, de los nuestros, y sobre todo, vivir el momento tan especial que se vive en un día tan importante como es: ¡el día de la boda! La mañana comenzó despertándonos y desayunando (lo mismo de todos los días, la verdad), salimos, nos montamos en mi coche y nos fuimos a sacarnos una foto divertida en un lugar de León donde todos los días cambian la fecha. Después de eso, nos volvimos a casa. Nos duchamos y yo me preparé un bocadillo, ya que me iba a ir a la peluquería por unas cuantas horas y después iba a necesitar comer algo. Diego se fue con mi padre a ultimar el detalle de las flores y a recoger mi ramo de novia para llevármelo al hotel.
Me fui con mi madre a la peluquería de Nicolas Arcilla, donde a mi madre la pusieron preciosa y después comenzaron conmigo, una hora de secador y otro ratillo de colocación de peinado, pero el resultado, para mi gusto, ¡por encima de la perfección! Al lado de la peluquería, fuimos a maquillarnos a Beatriz Mencia, donde me dejó preciosa y de revista. En su establecimiento estuvieron mi fotógrafo y videografo, Abocados. Cuando terminé en los debidos establecimientos, se fueron a grabar al que iba a ser mi marido en su casa, mientras le vestían y le acababan de poner más guapo, si es que esa fuera una posibilidad.
Seguir leyendo »Ya peinada y maquillada, me dirigí a cambiarme al que iba a ser mi hotel, NH de la Plaza Mayor, donde tranquilamente me senté y comí mi bocadillo haciendo tiempo hasta que Abocados llegará para seguir la secuencia de fotos y vídeo. Llegaron e hicieron su trabajo, muchas fotos, risas y relax para decir la verdad. Me vi con mi vestido de novia antes de salir y la verdad es que iba tranquila y confiada de que las elecciones habían sido las que yo había querido y bajo mi opinión, perfectas para mí.
Salí del NH y abajo estaba mi padre esperándome con un 600 precioso, blanco con tapicería roja. Me ayudo a subir, ya que mi vestido tenía un poco de cola y me costó acostumbrarme a manejarla y nos dirigimos a la Iglesia de Nuestra Señora del Mercado, en la Plaza del Grano de León.
Mi chico, Diego, ya estaba dentro de la Iglesia, había llegado allí en una preciosa moto Mobylette, entre muchas risas, silbidos y aplausos, y había ayudado a bajar a su madre de otro coche, donde iba con nuestros preciosos pajes, Juan y Nayara, unos niños preciosos que nos llevaron los anillos y las arras, ¡nadie lo hubiera hecho tan bien como ellos!
A los minutos llegó mi 600, pero casi nadie había entrado en la iglesia, y reconozco que ese es el momento cuando más movimiento me recorrió el estómago, fueron los únicos nervios que sentí en todo el día. Bajé del coche y el estruendo de aplausos, palabras bonitas, gritos, silbidos,...invadió mi corazón, momento en el que uno se da cuenta de verdad, de los amigos y familia tan maravillosa que te acompaña en ese momento. Les pedí a todos que entraran y acto seguido, a las 18:30 justas, que no me gusta ser impuntual (aunque a veces lo soy...) entré del brazo de mi padre, y con mis preciosos pajes por el pasillo de la iglesia, escuchando de fondo al maravilloso trío de cuerda (que encontramos en esta página), Romanza Ensamble, y con mucha emoción de ver, al que en un ratito iba a ser mi marido al final del pasillo.
Nos saludamos y comenzó la misa, amenizada por el trío, del cual todo el mundo quedó sorprendido y encantado por la selección de piezas musicales que habíamos elegido unos meses antes cuando les conocimos en persona.
Finalmente Diego leyó unas palabras para agradecerles a todas las personas que estaban allí, su compañía en aquel momento tan especial para nosotros.
Fotos de iglesia pertinentes y la salida de la misma con una inmensa lluvia de pétalos de flores, arroz, lavanda, macarrones en forma de corazones, confeti...y una pequeña traca, por cortesía de los amigos de novio… Saludos, besos, felicitaciones, risas, alegría, fotos, abrazos, lágrimas,... para todos los gustos, pero la salida, es uno de los momentos más bonitos de todo el día, al menos para nosotros.
Los invitados se fueron a tomar algo y hacia el autobús para subir a donde sería nuestro convite, El Cigarral de Cembranos. Por nuestra parte, subimos a nuestro 600 y nos dirigimos, junto a los fotógrafos, a la sesión de fotos que íbamos a hacer antes de ir, con todos los invitados, al cóctel.
Finalizadas las fotos, divertidas y preciosas, por cierto, pusimos rumbo al restaurante, donde disfrutamos de un cóctel maravilloso acompañados de todos los nuestros; buena comida, buena bebida, buena compañía... nada salió mal, todo ello acompañado de unas preciosas iniciales de nuestros nombres blancas, luminosas, de madera, y de 1.80m de altura, realizadas por la Carpintería Olmo de Quintana de Rueda, que fueron el centro fotográfico sin duda ninguna.
Después del pincho, llegó el momento de entrar al comedor, lo bueno de El Cigarral es que todo está estipulado y te ayudan mucho para saber qué es lo que hay que hacer en cada momento y ponen las cosas muy fáciles; así pues, todos los invitados entraron dentro y a los minutos nosotros, brindamos y nos sentamos en nuestros sitios dando paso a la maravillosa comida.
Un par de vueltas para saber si a la gente les estaba gustando o no la elección del menú y por supuesto, nosotros si cenamos, sé que hay novios que no comen ese día porque tienen el estómago cerrado o están muy preocupados o liados con cosas, pero nosotros podemos decir que sí hay tiempo para comer y para atender a todos los familiares y amigos allí presentes.
Llegó el momento de cortar la tarta, presidida por unos preciosos playmobiles muy divertidos y muy parecidos a nosotros, y el momento amenizado por música preciosa.
Recibimos muchos regalos, ¡algunos hechos a mala leche pero con buen corazón! y llegó el momento de repartir los nuestros. El padrino repartió puros, la madrina jabones artesanales de Jabones Artesanos Diana, son preciosos, Diego unas preciosas botellas apiladas de licores combinados de Bodegas Cascallana, y yo unas pulseras de una donación muy especial para mí.
Seguidamente dimos unos regalos muy especiales a los padres y a las madres, gemelos grabados para ellos y pulseras grabadas para ellas, todo ellos de Joyería Hago, en Málaga, regalos también a los hermanos y cuñadas, ya que cada uno sólo tenemos un hermano y una cuñada, pulseras para todos ellos, parte donaciones y parte grabadas con nombres y dibujos, a mayores a los hermanos también les regalamos una foto de cuando éramos unos enanos y estábamos con ellos en algún momento especial.
Mi hermano y cuñada son los que faltan de casarse, así que con mucha emoción y alguna lágrima, regalé mi ramo de girasoles, lavanda y rosas de pitimini a mi futura cuñada formal, aunque ya considerada, ya que lleva media vida en nuestra casa.
Los últimos detalles fueron unos cuadros de playmobiles, hechos a mano y con todo nuestro cariño, para las parejas que el próximo año se van a casar.
Lo siguiente fue la proyección de dos vídeos, el típico hecho con fotos desde que los dos éramos pequeños a llegar al día de hoy en día ya juntos, y el siguiente, fotos de todos los amigos asistentes al banquete junto a nosotros o solos, que encantó muchísimo y divirtió más si cabe.
Rápidamente tuvimos que abrir el baile. Empezamos con un vals para compartir con el padrino y la madrina y seguimos con un baile que habíamos preparado, en el que empezábamos bailando lento, bachata, y finalmente siete amigos saltaron a la pista para completar el baile que habíamos preparado durante varios días atrás, todo el mundo quedó sorprendido y en el último momento del baile conjunto animamos a entrar a la pista a todos los demás asistentes, saltamos todos juntos, reímos y festejamos hasta que termino la canción conjunta. A partir de ahí, mucha música, mucho alcohol, un photocall muy divertido, y al alcance de todos, un gran candy bar para picar todo lo que se quisiera. ¡Alpargatas para el dolor de pies de ellas, y chapas divertidas para todos!
La música llegó a su fin, unos continuamos de fiesta en un after de León, y otros se retiraron a sus casas.
A las 8 de la mañana llegamos al hotel, mi ya marido y yo, donde yo tenía dos preciosos ramos de flores por cortesía de mi maravilloso chico.
¡Así fue nuestro día!
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