La boda de Denisse y Iván en San Sebastian De Los Reyes, Madrid
De noche Verano Fucsia 1 profesionales
D&I
22 Ago, 2014El día de nuestra boda
Hola chicas, ¡buenas tardes! Hoy me he decidido a contar cómo me fue en mi gran día. Después de un año de preparación, dudas y disgustos, ¡al fin llegó! El 22 de agosto del 2014 estaba aquí.
Esa noche dormí genial sin nervios, la verdad es que esperaba estar atacada y sin poder pegar ojo, pero no fue así. Eran las 7 de la mañana del día esperado y todo empezaba. Comenzaba a sonar la música y a aflorar los nervios, tenía que hacer tantas cosas que no sabía por dónde empezar. Me levanté y fui a buscar el vestido para llevarlo al hotel, que era donde me iba a peinar y a vestir. Al verlo allí colgado se me puso la piel de gallina, y es cuando me di cuenta de que no era un sueño, que todo eso era real, y que me casaba, fue una sensación tan especial que no se puede explicar con palabras pero que recordaré en mis sentidos por el resto de mi vida.
Ya eran las 10 de la mañana y todas las mujeres de mi familia empezamos la excursión a la peluquería, entre risas y cachondeo llegamos, una a una nos íbamos peinando y yo la última, como no podía ser de otra manera. Salimos a las 3 y la boda era a las 6 e íbamos un poco justas porque nos teníamos que maquillar aún, y la maquilladora era la misma persona, ¡pero el tiempo nos cundió y conseguimos acabar a tiempo!
Seguir leyendo »A las 17:40 yo estaba con las fotos en la habitación y atacada porque lo veía todo muy cerca, tenía una risa nerviosa, ganas de llorar, de correr, de dormir, no sabía ni qué hacer al verme así, vestida y a punto de dar un paso tan importante.
Las 18:15 y de los nervios, llegué 15 minutos tarde y el cura va y me dice “un minuto más tarde y no os caso”. Yo creo que ni lo escuché, solo miraba a mi alrededor y a mi futuro marido.
Llegó el momento de entrar en la iglesia cogida del brazo de mi padre y de mi hermano, me temblaban las piernas. La verdad es que si no me llegan a llevar ellos dos y me caigo al suelo.
Al llegar al altar ahí estaba mi futura nueva vida, mi felicidad, el hombre con el que elegí pasar hasta mi último suspiro, estaba sorprendido, muy nervioso y lo primero que me dijo fue “estas preciosa, ¡increible!”. Yo no sabía dónde mirar, todos miraban, así que cogí y miré al frente.
Pasó la misa entre risas y nervios, nos dimos los anillos y nos declararon marido y mujer, ¡ya estábamos casados!
Comenzaron las fotos, las felicitaciones y los tirones, que si foto por aquí, que si por allá, un verdadero caos. Salimos y, ¡como no!, el arroz allí estaba, pero aguantamos como campeones.
¡Hora de ir al convite! ¡Y nosotros de hacernos las fotos! Ya eran casi las 9 y llegamos al restaurante todos esperándonos y nosotros muy tranquilos, ya todo iba fluyendo. Antes de empezar a cenar, mi hermano de 18 años me leyó un poema que hizo que a más de uno se le cayeran las lágrimas, precioso, un momentazo.
La cena, bueno, mejor ni la comento, ese fue el punto negro de mi boda que no apetece ni recordar nada, fue como lo hablamos, no me pusieron ni postre ni café, pero eso sí, me lo cobraron todo. Y la hora del baile tuve que poner yo la música porque ellos se desentendieron de todo.
Llegó un cantante que ponen en el restaurante los fines de semana y aproveché con todo el morro para dedicarle una canción a mi madre, que siempre he tenido una relación muy tensa incluso mala, y que me sirvió para que por una vez en su vida me diga que me quiere y yo podérselo decir, ¡fue muy especial!
Llegó la hora sexy, le hice un baile improvisado al novio, que aún no sé ni cómo me atreví a hacerlo, con la vergüenza que me da hacer cosas en público, pero eso sí, quedó genial. Ya eran las 3 de la mañana y aún seguíamos bailando, pero ya era hora de recoger e irnos. Rumbo al hotel a por la noche de bodas, ahí me planto.
Al día siguiente, al levantarme, pensé, “que rápido ha pasado todo”.
Chicas, ¡os voy a decir una cosa! Disfrutad de ese día como si fuera vuestro último suspiro, pasa muy rápido y hay que saborear cada momento, recordad cada olor, cada cara y cada risa que nunca volveréis a repetir. Ah y no os agobiéis por lo material, eso no tiene tanta importancia como compartirlo con vuestra gente y mirar dentro de 20 años las fotos y pensar “mira qué feliz están todos”, ¡y no me arrepiento de nada!
Mucha felicidad para todas chicas y gracias por leerme.
Otros Proveedores
Otras bodas en Madrid
Ver todas
La Casona de Cubas
El Mirador de Cuatrovientos
Finca Monteviejo
Inspírate con estas bodas
6 comentarios
Deja tu comentario