La boda de David y Andrea en Rubio, Barcelona

El día de nuestra boda

Un torbellino de felicidad ajeno al tiempo

Como teníamos muy claro lo que queríamos, fue todo bastante rodado, aunque con picos de faena por querer hacer muchos detalles personalizados. También íbamos concienciados por si había imprevistos e intentamos llegar lo más serenos posible para disfrutar del día.

La verdad es que se nos pasó muy rápido el día. Todo fue rodado, una cosa detrás de otra, gracias a los profesionales de Ca n’Alzina que nos marcaban los tiempos todo salió a su tiempo de forma natural. Tuvimos una sensación de extrañeza porque no acabábamos de estar nerviosos, solo disfrutábamos y dejábamos que el tiempo pasara. A excepción de un pequeño contratiempo (¡mi hermana se dejó el vestido en casa y no pudimos empezar hasta que mi hermana consiguió el vestido!)

Todo el mundo estuvo muy feliz y dispuesto a pasárselo en grande. Nosotros nos quedamos con las ganas de probar muchas cosas del menú y disfrutar de los detalles que había, pero lo disfrutaron nuestros invitados por nosotros. Nosotros, en cambio, pudimos disfrutar de la presencia de todos nuestros amigos y familiares. Nos felicitaron porque fuimos muy cercanos con todos y pudimos dedicarle tiempo a todo el mundo, también por la excelente comida (¡sin carne!) y la amabilidad de todo el mundo.