La boda de Daniel y Elena en Toledo, Toledo

Llegado el momento me maquillé yo misma, tal y como lo hago siempre, sino iba a sentirme rarísima, así que compré algunos productos para fijar mejor el maquillaje y alguna ampolla de iluminación para mejorar el resultado, pero al hacerlo yo no me quitó más tiempo del normal.

Después me vistió mi mamá y salí de casa junto a mi padre, uno de mis hermanos y mi madre y decidimos ir andando hasta la iglesia porque vivo muy cerca.

Una vez en la misa, y después de considerarme una persona nada llorona, reconozco que nunca me había emocionado tantas veces. En mis votos y en una lectura de un texto que hizo una de mis hermanas junto con mis “sobris” ¡increíble!

En el pueblo donde vivo es tradición ir a beber agua a una de sus fuentes después de casarte, así que allí fue donde nos hicimos una pequeña sesión de fotos, ya que no queríamos perdernos ni un minuto de nuestra fiesta.

En el cóctel tenía preparada una sorpresa para mi marido junto con un primo suyo que toca la guitarra y le canté a canción de Coque Malla "No puedo vivir sin ti", emocionante sentirme tan arropada por todos mis invitados, impresionante la carita de mi marido e impresionante lo bien que me quedó para no haber ensayado apenas y ser la primera vez que canto en público.

La entrada a la cena la hicimos con una canción muy muy nuestra y movida, y decidimos no bailar, pero sí hacerlo algo showman dando una vuelta alrededor de las mesas animando a la gente, y fue espectacular.

Por último, en el baile, nos habíamos preparado una coreo con ayuda de una profesional para la canción que habíamos elegido, "Moon river" y fue un regalo para nuestros invitados, que no se esperaban ver nada bonito.

En conclusión, si para mí las bodas ya de por sí son una pasión como organizadora, la mía fue sencillamente increíble; ¡me casaría una y mil veces! Eso sí, sólo llevamos 70 invitados, no me falló nadie y en mi opinión ni sobró nadie ni faltó nadie, ¡justo los que son tan nuestros como nosotros mismos!