La boda de Dani y Sara en Illescas, Toledo
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D&S
27 Jun, 2015El día de nuestra boda
Nuestra boda fue el mejor momento de mi vida. Empezando por los nervios de la misma mañana, donde comienza a rodar toda esa maquinaria de detalles y preparativos que llevas meses preparando, hasta el cierre en la suite del Hotel Toledanos, donde nos hospedamos para pasar la noche de bodas.
Quizá, hoy en día, y más en una pareja joven, que ya vives en pareja, en la mayor parte de los casos crees que no cambia nada, y puede que así sea. Pero para mí y la que ya es mi esposa ha sido algo que nos ha hecho muy felices. Saber que un día así, como el que vivimos, ha sido fruto de nuestro amor mutuo. Que este día existiera, fue lo mejor, pero porque fue el día más feliz de mi vida. Quizás no sea un respuesta sencilla, incluso puede que no sepa trasmitirlo, pero lo intentaré rememorando las cosas que viví.
Todo comenzó con las fotografías, esas que te hacen cuando te vistes. Son bastante relajantes y te quitan bastantes nervios, y te hacen, incluso, disfrutar del que será tu traje para ese día.
Seguir leyendo »En mi caso, el enlace fue en el Santuario de la Caridad, un hermoso lugar de culto religioso de Illescas, Toledo, lugar donde resido. Allí se encuentran importantes obras del Greco, que junto con su riqueza arquitectónica, convierten al lugar en un marco incomparable. Verte allí, en el altar, esperando a la que va a ser tu mujer, hace que por muy entero o tranquilo que seas, por muy sereno que quieras estar, te conviertas en un flan.
Comienza la música, en nuestro caso el canon de Pachelbel, interpretada por un dúo de violín y chelo. Sobran las palabras, poco hay que decir, pero cuando ya estás abrumado por los detalles que has puesto para que ese momento sea inolvidable, entra un verdadero ángel caído del cielo. Vestida de blanco y con su hermoso cabello moreno cayéndole por los hombros. Jamás vi nada tan bello, nada tan bonito, y caminando hacia mí. No pude contenerme y lloré. Lloré porque la amo, y nunca la había visto tan bonita, tan espectacular, solo por vivir eso daría lo que fuera.
El enlace lo saboreé y disfrute de todas las partes, que como ya he dicho fueron acompañadas por el dúo de cuerdas, dejando para el recuerdo el momento del “sí, quiero”, con una preciosa melodía de cinema paraíso. El arroz fue divertido, aunque me dejó despeinado y hecho un desastre para las fotos que vendrían después, pero reunirse con la familia y recibir sus enhorabuenas fue genial.
Luego vino el paseo en coche antiguo, donde Ángel, el conductor y propietario, nos trató muy amablemente, de forma divertida e incluso como un padre. Su citroën es maravilloso y precioso. Desde aquí recomiendo su contratación al 100%.
Las fotos fueron en Toledo, y allí disfrutamos de un paraje ambiental único, como el que solo el puente de San Martín puede ofrecer. Fotos increíbles para poder recordar lo guapa que estaba mi mujer, y lo aceptable que estaba un humilde servidor en un gran marco.
En los salones Olrey comenzaba el aperitivo, y allí llegamos nosotros. Los invitados ya nos esperaban y nos recibieron con alegría recíproca, por supuesto. El salón nos regaló el Photocall, que hizo las delicias de todos. La comida estaba impresionante, dejó a todos con un buen sabor de boca. Allí realizamos una pequeña tontería con una cuerda, mi mujer y yo, inspirada en nuestra invitación, que fue otra anécdota simpática.
La cena comenzó con la música de Marry you y un brindis inicial. Parecíamos famosos, por la cantidad de fotos. A continuación vinieron los platos, todos exquisitos, que justificaban la fama de las cocinas del lugar donde nos encontrábamos, y es que se juntó decir que es un lugar donde uno come genial, y es atendido como si fueras de la familia. Sifredo, su hermano, y Sotero, son gente sana, y que se les nota la dedicación más allá de lo profesional. Gente que merece la pena conocer en esta vida.
La tarta fue otro momento bonito, pues invitamos a unirse a mis abuelos y a mis suegros, que ese mismo día hacían 58 y 28 años de casados. Una de esas coincidencias de la vida que hacen de esta vida algo maravilloso. Ellos agradecidos de soplar las velas gigantes que les plantamos con los años de sus respectivos matrimonios.
El corte de la liga, el dejarme en calzoncillos para quitarme la corbata, fue otro momento divertido.
El baile vino después, y éste se abrió con el baile nupcial. En este caso, nosotros elegimos nuestra canción: “Bizarre love triangle”, de Frente. Después pusimos el vals de la bella y la bestia, donde mi mujer sacó a su padre y yo saqué a mi madre, para que en mitad de la canción, yo volviera con mi mujer y mi madre sacará a mi padre, y mi suegro a mi suegra. Quedó muy bonito y a la gente le gustó y llamó la atención los cambios de pareja.
Finalmente vino la fiesta con barra libre y baile hasta la madrugada, donde nos divertimos, saltamos, bailamos y, en definitiva, lo celebramos como nunca. La unión de dos vidas que empezaron a ser una, la de mi mujer y la mía.
Leyendo esto último quizás ya sepa porqué fue el día más feliz de mi vida, porque fue el día en que comenzó nuestra vida, en el que nació un gran nexo en común entre felicidad, diversión y mucha ilusión. Desde aquí dejo mi consejo: preparar una boda es difícil y supone momentos de estrés y de dificultad, pero nunca se debe perder el fundamento de qué se está haciendo, y es la unión de uno mismo con aquel al que ama, y esto hay que hacerlo siempre con ilusión.
Un abrazo y ojalá vuestras bodas sean mínimo tan geniales como para mí fue la mía.
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