La boda de Daila y Samuel en Las Rosas (Vecindario), Las Palmas
De noche Verano Rojo 3 profesionales
D&S
23 Ago, 2014El día de nuestra boda
Con palabras es muy difícil explicar lo que sentí ese día, no existe palabra que describa esa sensación. Solo tengo maravillosos recuerdos de ese gran día. Todo empezó esa mañana cuando decidí levantarme de la casa cuando eran las 8 de la mañana, digo decidí levantarme porque no puedo decir que me desperté porque poco fue lo que dormir esa noche con tanto nervio.
Si les digo que tenía que ir a recoger el vestido el viernes y se me olvidó no me creerán, pero es cierto, no me puedo imaginar la idea de pensar que podía haber sido un domingo y que me quedara sin traje, madre mía. Pero no hubo ningún problema, me levanté y lo primero que hice fue ir a recogerlo.
Todo ese día fue un sin parar, ultimando pequeñitos detalles para que todo estuviera perfecto para la hora. Cuando llegó la hora de empezar a prepararme me sentía como una princesa, tenía a mucha gente pendiente de mí ayudándome en todo y dejándome muy guapa. No puedo decir nada de los grandes profesionales que me rodearon ese gran día.
Seguir leyendo »Llegó la hora, tocaba salir y dirigirse a la iglesia. Las piernas me temblaban y no podía ni hablar. Se me hizo eterno ese tiempo en el que estuve esperando en el coche, cuando me dijeron que podía bajar, miré y vi a muchísima gente allí esperando por mí. ¡Qué adrenalina saber que desde que te bajas serás ese punto de atención para todos! Solo escuchaba “guapa, estás guapísima”. Yo no podía estar más feliz y emocionada. Mi gran sueño se estaba cumpliendo, estaba entrando por la iglesia sobre una alfombra roja, mis damas de honor, mi familia y, como no esperándome en el altar, mi futuro marido y mi hijo. La mujer más feliz del mundo me sentía en ese momento.
Cuando mi vista se fijó en él, mi futuro marido, y mi hijo, no pude aguantar y rompí a llorar como una magdalena, no lo pude evitar, era inmensamente feliz y lloraba de felicidad. Todo pasó muy rápido, nos dimos el sí quiero y ya éramos marido y mujer. Luego tocó bautizo de nuestro peque Garay, que se portó como un campeón. Llegamos a la celebración, todo estaba como esperábamos, muy precioso y con todos nuestros seres queridos. Solo pensaba en disfrutar de cada momento y eso fue lo que hice, noche estupenda y como no gracias a todos los que nos acompañaron. La fiesta duró hasta las 6 de la mañana y no paramos de bailar. Solo puedo decir que no pudo haber salido mejor. ¡Un día para recordar toda la vida!
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