La boda de Cristian y Sylvia en Navaluenga, Ávila

El día de nuestra boda

Nuestra boda en la finca Quinta Esmeralda se desarrolló como lo habíamos planeado, y fue un fin de semana estupendo. Fue una fiesta-boda íntima con las personas más cercanas (unas 50 personas). La ceremonia, de tarde, fue sencilla, fresca y preciosa. Nuestro maestro de ceremonia (Andrés Madruga) supo dirigir los tiempos, e incluso consiguió hacer que algunos invitados leyeran unos textos y todo fue mi emotivo. La ceremonia de la arena fue mágica (muchos invitados no lo conocían y gustó mucho). El catering de la finca (Matilda catering) nos facilitó mucho las cosas, facilitando la logística y ayudando en los imprevistos. Fue cóctel largo con puestos de jamón, pulpeiro, marisco...

Las carnes de Ávila un éxito. Tengo que dar un punto extra al equipo de camareros majísimos y atentos a los novios. Luego solo tengo halagos por nuestra pastelera mostoleña (Dulce Hogar) por una tarta y una mesa dulce tan bonita, a pesar de un pequeño accidente, que supo arreglar muy bien. No sólo los invitados tenían sorpresas para nosotros, nuestro maestro de ceremonia se transformó en mago durante la comida cóctel. Nos encantó a todos. Andrés eres un crack. La wedding planner (Amour Bodas) nos ayudó mucho también en la logística, y la decoración de la finca que llevábamos preparando desde hace meses (fotocall, paneles, alpacas...). Fueron muchos detalles de decoración que hicieron de nuestra boda una boda diferente, original y personalizada.