La boda de Cristian y Leticia en Elx/elche, Alicante

El día de nuestra boda

Llevamos 25 años juntos y simplemente queríamos formalizar la situación y celebrarlo junto a los más allegados. ¡Ha sido una boda muy íntima! ¡Organizamos muchísimas cosas nosotros y juntos! Ya que teníamos muy claro lo que queríamos y cómo hacerlo. A solo 4 meses de la boda, tuvimos que cambiar de restaurante, ya que la atención que estábamos recibiendo no era adecuada. Eso me puso algo nerviosa, pues nadie quiere tener que organizar este día con prisas. Al final, el mal trato recibido en el otro restauran hizo que encontráramos y contratáramos el mejor sitio donde hemos tenido un día de ensueño: El Misteri d’Anna. En el Misteri d’Anna lo organizamos todo: ceremonia civil, comida tipo cóctel, unos crepes y gofres para merendar y resopón para terminar el día.

Pocos días antes del evento empezó a amenazar el temporal… Lo que provocó modificar la ubicación de la ceremonia. Estaba pensada para hacerla en el cenador que Ana tiene fuera, precioso… Y al final tuvimos que montar la ceremonia dentro, en el salón pequeño. Como teníamos claro que queríamos una decoración tipo boho, con muchos beis, cremas, blancos, alfombras de yute, dorados… El cambiar la ubicación al salón interior le dio un aspecto superromántico e íntimo. ¡Quedó precioso! Diego, el encargado de sala, nos tranquilizó el día de antes, ya que el cóctel también era en exterior. Él pensaba que el tiempo nos iba a respetar y dejar hacer el cóctel fuera, ya que el lugar para el cóctel que tiene el Misteri d’Anna es precioso. Pero nos tranquilizó y nos dijo que no nos preocupáramos, que al ser tipo cóctel él lo podía mover rápidamente si veía que amenazaba lluvia. A causa del calor sofocante que hemos tenido este verano en Elche, habíamos comprado sombreros de yute y paipay de yute para poner en la ceremonia para los invitados… El día de antes, montando todo, pensábamos que eran para nada, por el aviso de lluvias… Al final sirvieron para mucho, ya que llovió un poco por la mañana, suficiente para refrescar un poco, ¡y nos dejó el resto del día espectacular! No sobró ni un sombrero ni un paipay.